Los pronósticos y expectativas se cumplieron en el concierto del grupo de rock uruguayo El Cuarteto de Nos, tras agotarse un mes antes los boletos para su presentación en el Auditorio Nacional, en el cierre de su gira Lámina Once.
Ante asistentes de varias generaciones, los acordes de Flan dieron inicio a la velada, en la que el grupo uruguayo realizó un recorrido por su trayectoria y por las canciones de su más reciente disco, que da nombre a su gira; siguieron sus éxitos El hijo de Hernández y Ya no sé qué hacer conmigo.
La energía de la parte inicial del concierto, realizado el domingo, llegó a su pico con los solos de guitarra de Lo malo de ser bueno, tema de letra irónica y contradictoria que fue llevado a los caminos del rap por el vocalista Roberto Musso, desataron las ovaciones y coros de principio a fin.
Visiblemente emocionado, Musso agradeció al público y señaló que el concierto de esta noche ponía el broche de oro a su gira por diversas ciudades del país, que marcó un antes y un después en la historia del grupo, tras haber agotado los boletos un mes antes de su presentación. Luego del saludo, la fiesta continuó con Anónimo, que se volcó nuevamente a ritmos más cercanos al rap y al juego con sinónimos y antónimos, elementos característicos de las letras de la banda. Por su parte, Enamorado tuyo, con sonido de cumbia, dio el toque romántico al primer bloque del recital con la voz del guitarrista Santiago Tavella, más educada en contraste a la voz rasposa y rebelde de su vocalista principal.
Chivo expiatorio, de su producción más reciente, permitió el lucimiento de las guitarras en ritmos que en momentos se acercaban más al hard rock. Los gritos del público cimbraron el recinto cuando desde la parte alta del escenario bajó una piñata con forma de cabeza de ese animal, la cual rompió el vocalista, recordando la vertiente teatral que el grupo suele dar a sus conciertos; en tanto, Frankenstein posmo permitió tomar un respiro con sus aires más pop.
Llegó otra canción de su disco Lámina Once: Fiesta en lo del Dr. Hermes, volvió a encender los ánimos, con especial lucimiento de la batería, que acompañó a Musso para, con su fraseo, ir al rap y cerrar el tema con un toque roquero.
Los acordes rápidos de Mario Neta y Maldito show prepararon al público para volver a ponerse de pie y corear Cinturón gris, en la que el grupo hizo hincapié en transmitir el mensaje de que es necesario hablar de salud mental en estos tiempos, y en la que sus seguidores rindieron tributo al video de la canción al llegar vestidos como su protagonista.
Décimas y computadoras
En su presentación, la banda no dejó de lado la música tradicional uruguaya y en Contrapunto para humano y computadora montaron una batalla de décimas entre Roberto Musso y una computadora, con ovaciones del público al vocalista, que, aún así, no pudo hacer nada ante la agudeza de la máquina, en un tema que, a la vista de los avances en inteligencia artificial, sonaba profético en 2019, cuando el grupo lanzó dicha canción en su disco Jueves. Rorschach, inspirada en la prueba de personalidad del mismo nombre, mantuvo a la gente de pie.
El momento emotivo del concierto llegó con No llora, en la que el grupo pidió a los asistentes iluminar con la luz de sus teléfonos el recinto y corear la canción, conmoviendo a los músicos tras finalizar su interpretación, que agradecieron nuevamente la entrega del público.
Hombre con alas volvió a levantar los ánimos tras la ejecución de Yo soy Alvin, el batero, momento que la banda aprovechó para hacer la presentación de sus integrantes y contar, de manera humorística, la forma en que se conocieron y decidieron formar la agrupación.
Por su parte, con Miguel gritar e Invierno del 92, los de Uruguay llevaron a cabo el cierre de su actuación en el coloso de Reforma, llevándose una gran ovación del público, que además lanzó al escenario un muñeco caracterizado como Roberto, el vocalista.
La gente comenzaba a retirarse, cuando los músicos volvieron al escenario para un encore, en el que Buen día, Benito y Yendo a la casa de Damián redondearon una noche especial para la banda, totalmente entregada al público, que demostró su lealtad al grupo y la transmisión del gusto musical; niños, jóvenes y adultos se mezclaban sin distinción.
Con este concierto, la banda cerró su gira por México como parte de Lámina Once, demostrando su vigencia y éxito, que ha rebasado generaciones, con letras y ritmos que a jóvenes y grandes gustan por igual.