La Arquidiócesis Primada de México planteó la necesidad de que haya soluciones reales, duraderas e integrales al problema de la migración y calificó de preocupante los desalojos forzados de personas, los traslados a estaciones migratorias y a estados del sur del país.
Lo anterior en referencia a las acciones realizadas por el Instituto Nacional de Migración durante el fin de semana en la Central de Autobuses del Norte y en la zona del metro Potrero en la Ciudad de México para retirar a las personas que se encontraban en ambos lugares. Después de destruir los campamentos improvisados, las subieron en autobuses para luego trasladarlas a Villahermosa, Tabasco.
En un comunicado, la Arquidiócesis reiteró que todos los espacios eclesiales de acogida en la capital del país se encuentran saturados y cientos de personas migrantes se encuentran en situación de calle, desprotegidos y en condiciones de vulnerabilidad.
Esta situación es consecuencia de una deficiente gestión del tema que también se refleja en plazas, parques, estaciones de autobuses, banquetas y calles con personas en condiciones inhumanas enfrentando riesgos y vulnerabilidad en su seguridad, alimentación, salud.
Sostuvo que las casas para migrantes son parte de la solución y no de los problemas que las migraciones no gestionadas correctamente traen consigo. El organismo eclesial informó que está realizando un trabajo de coordinación con la academia, organizaciones de sociedad civil y agencias humanitarias con mandato, para hacer valer marcos internacionales y acuerdos regionales para garantizar las mejores gestiones en beneficio de las personas migrantes y refugiadas.
También señaló que en la Ciudad de México se deben respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas, independientemente de su estatus migratorio.
Enseguida, recordó el mensaje del papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti para que frente a crisis humanitarias, las autoridades faciliten la concesión de visas, se adopten programas de patrocinio privado y comunitario y se abran corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables.
En ese sentido se debe ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar la asistencia consular y el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad.
También se debe garantizar un acceso equitativo a la justicia, así como a la posibilidad de abrir cuentas bancarias. Las personas que transitan por territorio nacional deben tener acceso a lo básico para su subsistencia, libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar.
Sobre los niños que también son migrantes, el papa Francisco subrayó que se debe asegurar su acceso a la educación, “contar con programas de custodia temporal o de acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos”.