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Aún estaría por verse si en verdad ha llegado el momento de que el magnate mexicano Ricardo Salinas Pliego salde sus cuentas pendientes con el Servicio de Administración Tributaria. Foto 'La Jornada'
13 de noviembre de 2023 07:39

Si el aparato de procuración de justicia es más lento que una tortuga dormida, el de impartición de justicia se lleva las palmas. No es gratuita la calificación que los mexicanos les conceden (la información es del Inegi): 66 por ciento considera que los jueces son corruptos y 60 por ciento desconfía de ellos; casi 63 por ciento rechaza a agentes del Ministerio Púbico y fiscalías estatales, y 57 por ciento tiene una opinión negativa de la General de la República, y en no pocas ocasiones en ambos casos operan de forma por de más ilícita.

Un caso concreto, que ha sido ventilado por el presidente López Obrador, es el de la protección que la justicia otorga a barones como Ricardo Salinas Pliego, quien desde hace tres sexenios (Fox, Calderón y el actual) mantiene un adeudo fiscal con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) que rebasa 25 mil millones de pesos. El litigo llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y en ella encontró la protección requerida por medio del ministro Luis María Aguilar Morales, quien sin más archivó el expediente durante no menos de 10 meses.

Finalmente se hizo público el favor concedido por el ministro Aguilar Morales, y sus pares en la SCJN (segunda sala) votaron mayoritariamente en contra de atraer los amparos promovidos por el citado empresario; ergo, este debe pagar ya al SAT, pero es la hora en que en el aparato de impartición de justicia nadie mueve un dedo para que se proceda en consecuencia, y no quedan más instancias ni recursos legales y leguleyos para evitarlo.

De hecho, López Obrador ha subrayado que una de las grandes injusticias que se cometían era precisamente que los de mero arriba no pagaban (impuestos). Piensen ustedes en la empresa más importante, más famosa, en el banco más famoso; pues no pagaban. Y todavía se atrevían a decir a través de sus voceros, de sus intelectuales a sueldo, que el problema fiscal de México era que los ambulantes no pagaban impuestos y que la economía informal no estaba en los padrones, en los listados de contribuyentes, no pagaban nada y que ese era el problema principal. No, el problema principal es que los de arriba no pagaban.

En ese tenor, el mandatario informó que durante su gobierno “hemos cobrado (antes no lo recibía la hacienda pública) cerca de 500 mil millones (en impuestos no pagados por los corporativos), y fue sencillo: como todavía no estaban, como están ahora, los legisladores del conservadurismo –porque ahora no aprueban nada, nada, nada– hicimos una reforma al artículo 28 constitucional para establecer que quedaba prohibida la condonación de impuestos. Porque era legal: una empresa presentaba sus documentos, hacía su solicitud y el Presidente autorizaba que se le condonara el impuesto. Esto no lo sabía la gente. Estamos hablando de condonaciones de miles de millones”.

Y de pilón, informó que en el corte más reciente sobre recaudación impositiva estamos arriba de lo del año pasado, a pesar de la inflación: 4 billones 332 mil millones de pesos, 1.2 por ciento de aumento en términos reales. Pero en impuestos, los tributarios, 3 billones 711 mil millones; en comparación con el año pasado, 535 mil millones más, un incremento de 10.4 por ciento en términos reales. Falta sumar, ahora que los pague, los 25 mil millones de Salinas Pliego.

Pero la actitud del empresario de los abonos chiquitos y los intereses de agio era norma en sexenios anteriores y la referencia es al pasado, porque prácticamente desde el inicio de su gobierno López Obrador firmó un decreto (mayo de 2019) por medio del cual dio fin a las condonaciones fiscales, es decir, el gran beneficio para los grandes corporativos. Ni un peso más, toda vez que se ha abusado de ese procedimiento y se elimina. Se trataba, dijo, de prácticas abusivas, excesivas e injustas.

Entonces, informó que sólo con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto la condonación de impuestos a grandes contribuyentes rebasó 400 mil millones de pesos, y más de la mitad se perdonó en beneficio de 108 empresas, no necesariamente de distinto dueño, porque muchas de ellas forman parte de un corporativo. Y a partir de entonces, muy a su disgusto, la mayoría de los otrora privilegiados pasaron y seguirán pasando por la caja registradora del SAT. Entonces, allá te esperan, Ricardo Salinas Pliego.

Las rebanadas del pastel

El muy panista y corrupto cártel inmobiliario ya tiene candidato único a la jefatura del Gobierno de la CDMX: Santiago Taboada, ex alcalde de Benito Juárez. Van mejorando.

Twitter: @cafevega

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