Ciudad de México. Pumas convirtió su presente en un asunto muy del gusto de estos tiempos veloces, a veces ahogado en la polvareda que ha levantado su irregularidad en la Liga, pero preparado siempre para el conflicto. En la visita del Guadalajara al estadio Olímpico Universitario, el equipo auriazul cambió de pronto la tempestad de sucesos institucionales y movimientos deportivos, en una nueva corriente de energía para apuntar más alto, como en su momento lo hicieron las generaciones anteriores que alcanzaron el éxito.
Muchos de sus jugadores abandonaron la categoría de grandes promesas y se erigieron en piezas fundamentales en la victoria 1-0 frente al Rebaño, un rival para el que cada fin de semana es un Everest por conquistar.
Los felinos buscaban un desenlace feliz en su tortuosa relación con los aficionados. El requisito era por fin saltar de la teoría a la cancha, aplicar todo aquello que el argentino Antonio Mohamed transmite en el vestidor.
De un desbocado partido emergió entonces un gigantesco final, inolvidable por sus ataques y resoluciones. Mohamed capitanea una doble aventura como entrenador, la suya y la de un grupo de jugadores que no sabe de campeonatos desde hace más de una década. En cada titubeo que observa desde la banca, el Turco se exprime por ayudarles y protegerles, aunque no siempre lo logra.
Fortalecer la cantera
Es muy importante fortalecer la cantera, motivar a nuestros estudiantes para que haya más jugadores de la universidad. Tenemos posibilidades de ser campeones, ojalá se nos dé
, señalaba el rector recién nombrado de la UNAM, Leonardo Lomelí, a su llegada a la zona del Palomar, donde, además de acompañar sus pasos, el doctor Enrique Graue se mostraba entusiasta de lo que está por venir. Lamento mucho no haber ganado un título, pero este va a ser el año, le va a tocar al doctor Lomelí
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Más de 46 mil 800 personas colmaron las gradas a su alrededor ante la inevitable tentación que encierran este tipo de rivalidades. Suele decirse que el argentino Gabriel Fernández, delantero de Pumas, es un Toro con un insaciable instinto goleador; pero pocas veces se reconocieron tanto sus verdaderas dimensiones como futbolista. Además del gol que abrió la cuenta en el partido (11), Fernández apagó las dudas y temores de sus compañeros con un liderazgo firme.
Esa sensación de seguridad, sólo al alcance de las verdaderas figuras, sirvió para que los universitarios cumplieran con el objetivo de clasificarse de forma directa a la liguilla, una instancia que echaban de menos desde 2021. En un ambiente que pocas veces favoreció su despegue, el Rebaño se encontró con la oportunidad soñada luego de una mano de Eduardo Salvio dentro del área, que el árbitro Óscar Mejía observó desde el VAR.
Entonces, después de mirar más de una vez hacia el cielo, llegó el turno de Alexis Vega, quien reapareció en el campo para dejar atrás sus faltas de disciplina y, sin embargo, erró su remate desde el manchón penal ante Julio González. Una pesadilla que no tiene fin. Con 28 puntos, seis de ellos ganados de manera consecutiva, los de la UNAM cerraron su campaña en el cuarto lugar al ritmo de un ¡Cómo no te voy a querer!
que retumbó como pocas veces frente al edificio de Rectoría.
Un escalón abajo, con 27 unidades, permaneció Chivas, perseguido por sus propios fantasmas y la falta de fuerza para caminar en las grandes alturas. Como una imagen que retrata lo que viven hoy sus seguidores, está la despedida de sus jugadores: la mayoría silbados por su bajo rendimiento y otros más, como Víctor Guzmán y Alexis Vega, señalados como principales culpables de su declive.