Una vez más las Águilas Blancas se quedarán sin campeonato en la Liga Mayor de la Onefa. La última vez que lo hicieron fue en 1992. Aunque esta vez ni siquiera vieron de cerca la corona. Quedaron eliminados en los cuartos de final ante los Leones de la Anáhuac, en un partido que terminó 25-24, con el drama extendiéndose hasta el último segundo en el Casco de Santo Tomás. Después de pegarle a los favoritos, los Leones se medirán en semifinales a los Auténticos Tigres.
Iram Ayala fue el motor del equipo visitante. El mariscal de campo se sintió cómodo en el estadio Jacinto Licea. Su versatilidad causó estragos.
En apenas la primera serie ofensiva, Ayala encontró los espacios necesarios para poner el ovoide en terreno enemigo. Ahí, se combinó con su receptor David Gutiérrez para abrir el marcador. No conformes con la anotación, buscaron la conversión y la consiguieron.
Los Leones iban en serio. El pase a semifinales era la encomienda del día.
Los de la Anáhuac empezaron a consumir el tiempo y aprovecharon los descuidos del rival. Mike Patiño concedió una intercepción y la UAMN capitalizó el error del quarterback con un gol de campo.
Las Águilas Blancas fueron limitadas a tres puntos en la primera mitad. Aún así, la diferencia respecto a sus oponentes era de ocho puntos.
No obstante, el partido se les complicó cuando la visita encontró su segunda anotación de la tarde. La ventaja pasó de ocho a 15 unidades en el tercer cuarto. Un panorama adverso para el Instituto Politécnico Nacional.
Aunque los ánimos empezaban a flaquear, la gente les pedía que buscaran la hazaña. Esa pizca de esperanza se las dio su mariscal de campo en una jugada de mucho empuje. Cuando parecía que iba a ser capturado, Mike Patiño se quitó dos tacleadas en cuarta oportunidad, para posteriormente correr a la zona de touchdown.
Momentos después encontró en las diagonales a Harold Garibay y Ángel Gutiérrez, para darle la vuelta al enfrentamiento. A falta de dos minutos, los politécnicos tenían medio pie en las semifinales, y los gritos en las gradas eran de euforia.
Sin embargo, la historia para los Leones no iba a terminar ahí. Movieron las cadenas en la siguiente serie ofensiva y liquidarían la eliminatoria con un acarreo del mariscal Iram Ayala y el punto extra.