La falta de mantenimiento y de nueva infraestructura hotelera, los problemas de inseguridad y la sobreconstrucción de inmuebles vacacionales o segundas residencias llevaron al puerto de Acapulco, Guerrero, a un notorio declive en los últimos 30 años en su participación como receptor de turistas, respecto de otros puntos en el país, luego de ser por décadas el destino turístico más atractivo e importante de México, señalaron empresarios, hoteleros y analistas del sector consultados por La Jornada.
Tras posicionarse como la joya de la corona
del turismo mexicano de 1960 a 1980 y figurar como el destino de playa que llamaba por sí solo a vacacionistas extranjeros de alto perfil, las playas fueron presas de la anarquía en el crecimiento de instalaciones hoteleras y el puerto tomado por bandas criminales, indicó Jorge Laurel, empresario hotelero de la zona de Acapulco Dorado.
Al mismo tiempo, la apertura de nuevos destinos que contaron con políticas públicas para fomentar su crecimiento, como Cancún, Quintana Roo; Puerto Vallarta, Jalisco, o la Riviera Maya, entre otros, dejaron en el olvido los años dorados de Acapulco, recalcó Javier Saldívar, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM).
Pese a lo anterior, dicen ambos, no todo está perdido, pues tras el impacto del huracán Otis llegó la oportunidad perfecta para renacer
y volver a convertir al puerto en el destino de excelencia que llegó a ser hace más de 40 años.
Turismo en Guerrero
Guerrero básicamente depende del sector turístico. Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen), precisó que, en 2010, el turismo aportaba 81.3 por ciento del PIB de la entidad y actualmente contribuye con 86.7 por ciento.
El ingreso crece más durante las temporadas altas. Básicamente a lo largo de siete meses del año el turismo tiene un gran impacto, pero son cinco meses en los que la actividad se frena. En Guerrero (donde Acapulco tiene mayor peso), 86 por ciento de las personas ocupadas trabajan para el sector
, dijo el analista.
Sin embargo, el estado perdió a lo largo de los años participación sobre el PIB turístico nacional. Estimaciones de la Secretaría de Turismo (Sectur) muestran que, en sus mejores años, específicamente entre 1970 y 1980, la aportación de la entidad a dicho indicador era de alrededor de 9 por ciento, por encima de Jalisco o Guanajuato y sólo por detrás de la Ciudad de México.
Entre 1980 y 2000, Guerrero comenzó a perder fuerza, al aportar en promedio 5 por ciento al PIB turístico, y de 2003 a 2019 (último año disponible por parte de la Sectur), con la consolidación de más destinos en Quintana Roo o Jalisco, solamente contribuyó, en promedio, con 2 por ciento.
De la cima a las profundidades
Saldívar explicó que entre 1960 y 1980 el puerto vivió sus mejores años. Casi 95 por ciento de los huéspedes eran extranjeros y sólo cinco por ciento eran nacionales.
“Todavía en los años 80 teníamos turistas de todo el mundo. Estadunidenses, ingleses, alemanes, argentinos… Todo marchaba muy bien, llegaban en avión, de la Ciudad de México o incluso en cruceros. Para la década de los 90 comenzaron los problemas de inseguridad, se vino el desplome del turismo internacional, se nos fueron los springbreakers y comenzaron las alarmas que emitía el gobierno estadunidense”, relató el empresario en entrevista.
“Hay una infraestructura antigua, pocos hoteles nuevos, una mala imagen urbana, eso ocasionó los problemas, costos altos para pagar los cruceros, para los aviones, y luego abren nuevos destinos, Cancún, Vallarta y la Riviera… Lo más sorprendente fue que los mismos empresarios empezaron una guerra de tarifas, bajaron los precios, los problemas fueron internos y se nos malbarató el producto, llegó la anarquía a las playas, la contaminación y entre 2005 y 2010 los problemas de inseguridad eran ya muy complicados”, planteó.
Laurel coincidió con su colega, puesto que en los años 80 estábamos en el centro del mapa, pero vino el deterioro y ahora el puerto se ha convertido en un balneario; solamente 4 por ciento son visitantes extranjeros. El gasto promedio de los turistas es de 700 pesos
.
Detalló que otro de los problemas a los que se enfrentó el destino fueron las construcciones de segundas residencias o de inmuebles vacacionales, sobre todo después del año 2000, cuando las grandes constructoras hicieron condominios con todas las amenidades que dejaban atrás los ingresos para los hoteles.
Las edificaciones se hicieron, de forma más notoria, en la zona de Acapulco Diamante, mismo lugar en el que se ubica Mundo Imperial y el emblemático hotel Princess, donde se realizaban eventos como el Abierto Mexicano de Tenis, el Tianguis Turístico y por más de una década seguida la Convención Bancaria.
Francisco Madrid, director del Centro de Investigación y Competitivdad Turística (Cicotur) y especialista del sector, lo confirma.
“Acapulco fue el gran destino turístico de los años 80. En los 90 hubo un cambio en el perfil del viajero. Hoy día apenas hay unos 100 mil turistas internacionales. Es un destino que fue envejeciendo y no revirtió el deterioro en el que se fue sumiendo (…) creció de manera descontrolada, acumulando problemas de centro urbano que fueron graves, y las autoridades no fueron capaces de controlarlo”, apuntó el especialista.
Actualmente, subrayó, le va bien en fin de año y en Semana Santa, van los viajeros nacionales, y no necesariamente de un perfil de bajos ingresos, hay zonas en las que hay muchos recursos, pero lo que faltó fue esa capacidad de reconocer que se estaba degradando. Hay pocos hoteles con todo incluido, los hoteles, en promedio, son de tres estrellas y la gente se queda entre una y dos noches, como máximo
.
Momento ideal para un renacimiento
Si bien el huracán Otis significó una tragedia para el puerto, los empresarios y analistas aseguran que es la oportunidad perfecta
para volver a construirlo.
“Es un excelente momento para construir un nuevo Acapulco, no remodelarlo, darle una nueva imagen, tenemos todo lo que necesitamos como industria turística, tenemos rincones que no tiene ni la Riviera Maya, es el momento de poner una imagen urbana de primer mundo (…) Tenemos una gran ventaja y es la cercanía con la Ciudad de México; así, nosotros debemos edificar más hoteles y que no se vaya todo sobre condominios. Nadie ha hecho nada, hoy es un gran momento para que Acapulco vuelva a ser lo que antes fue”, afirmó Saldívar.
Es el momento de renacer de Acapulco; debe convertirse en un lugar seguro para invertir, para hacer vida y trabajar. Es posible que se reconstruyan las propiedades y la infraestructura. Ahora bien, no es suficiente el paquete de apoyos, es un buen inicio, pero necesitamos más. En 10 años podemos volver a tener las condiciones que tuvimos en el pasado y no cometer los mismos errores de antes, debe ser el renacer del puerto y que se impulse una política pública que ayude a la reconversión
, expresó Laurel.
Todo indica que se debe hacer una reflexión profunda sobre lo que pasó y dada la dimensión de lo que conocemos, es la oportunidad de reinventarse, si la inversión será de tal tamaño, valdrá la pena no solamente hacer fachadas o apariencias, sino mayores drenajes, infraestructura y obra pública
, mencionó Madrid.
Se puede reconstruir con miras al Tianguis
Tanto Laurel como Madrid consideraron que es posible que se reconstruyan 35 hoteles de aquí a abril para realizar el Tianguis Turístico 2024, que se hace cada dos años en el puerto. Para el siguiente año, las fechas inicialmente programadas eran del 10 al 12 de abril, con sede en Expo Mundo Imperial.
Por supuesto que es posible volver a reconstruir los 35 hoteles que los empresarios se comprometieron a rehabilitar para abril, son inversiones y se puede
, sostuvo el empresario de Acapulco Dorado.
Tienen seis meses, no es poco tiempo, pero todo depende del tamaño de la remodelación, hay condiciones para rehabilitar hoteles, va a ser un Tianguis Turístico un poco más compacto y que vaya más a la imagen de que el destino puede salir adelante, quizá la parte comercial pasará a segundo término
, agregó el director del Cicotur.