Enrique Domingo Dussel Ambrosini es el filósofo contemporáneo más importante del sur global. Dejó más de 75 libros y 450 artículos, ha sido traducido en al menos ocho idiomas y es el más importante representante de la Filosofía de la Liberación, una filosofía crítica de alcance mundial al servicio de la liberación de las víctimas, los oprimidos y los excluidos ante cualquier sistema de dominación.
Licenciado en filosofía y teología, doctor en historia y filosofía, profesor e investigador emérito, rector de la Universidad de la Ciudad de México (2014). Su obra le valió 11 doctorados honoris causa y galardones como el Premio Franz Fanon (2009), la Medalla Aristóteles de la Unesco (2012) y el Premio Libertador al Pensamiento Crítico (2010). Presidió durante 25 años (1968-1993) la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina y el Caribe (Cehila), tiempo en el cual contribuyó al tejido de la teología de la liberación en el continente; a la par, como académico, dictó conferencias y cursos en las universidades más importantes del mundo, donde formó generaciones.
Su compromiso político lo llevó al exilio en México tras recibir una bomba en su casa (1973), fue considerado un integrante de los Ponchos Rojos en el altiplano boliviano (2009), participó de diálogos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fue consejero interno del Instituto Nacional de Formación Política del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y secretario de formación política por Morena (2021). Mantuvo diálogo con importantes filósofos del norte global como Karl-Otto Apel, Gianni Vattimo, Jürgen Habermas, Richard Rorty y Emmanuel Levinas.
Junto a Raúl FornetBetancourt fue artífice de los diálogos sur-sur, un esfuerzo epistemológico inédito buscando rutas de comprensión transmoderna y descolonial. Se llamaba a sí mismo discípulo de Franz Hinkelammert (1931-2023), quien lo inspiró a desarrollar los principios más importantes de su filosofía. Fue maestro de Juan José Bautista (1958-2021), filósofo boliviano de quien aprendió la radicalidad transmoderna de la comunidad de vida.
“Si tuviera que planear mi vida, no cambiaría nada de lo que en ella he vivido, ha sido tan rica, tan compleja y tan intensa, que no podría imaginarla mejor”, expresaba Enrique Dussel en una entrevista en 2022.
La historia de su vida constituye un viaje hacia el lugar que da verdad. Con apenas 27 años tuvo claro cuál era ese lugar: “Deberí amos escribir una historia al revé s, desde los pobres, desde los oprimidos”. Ese esfuerzo constituyó no sólo una orientación histórica, sino un programa de investigación que se hizo método. Años más tarde, de la mano de Hermann Cohen, lo enunciará con toda precisión: el método consiste en saber situarse en el lugar de los pobres y desde allí efectuar un diagnóstico de la patología del sistema.
Diez años de trabajo sobre la obra de Karl Marx en la década de los 80 le permitieron encontrar las coordenadas precisas para pensar ese método desde un nuevo principio e imperativo para la filosofía: el deber de producir, reproducir y desarrollar la vida. Desde la primera célula existente hasta el ser humano del siglo XXI, la vida se ha desarrollado ininterrumpidamente, somos todos una misma vida que en su voluntad de sobrevivencia ha producido la razón humana como astucia. La vida tomó autoconciencia y autorresponsabilidad a través del ser humano. Estamos entonces llamados a hacernos cargo, no sólo de nuestra vida individual, sino de la vida del planeta entero.
En 1492, año en el que surge el proyecto civilizatorio modernooccidental se produjo una inversión en la realidad, la razón dejó de estar al servicio de la vida y se fetichizó como racionalidad puramente instrumental al servicio del capital, la razón se desembarazó de la ética y por tanto de la vida. La Filosofía de la Liberación es un camino de vuelta a la vida, y por ello un camino hacia la descolonización moderno-occidental.
Se trata, como decía Marx, de poner el método sobre sus pies y transformar la realidad, la ciencia y la subjetividad, de manera que avancemos hacia un mundo transmoderno, orientado hacia la producción, reproducción y desarrollo de la vida, pero no sólo de cualquier vida, sino primero la vida de los negados, de las víctimas, de los excluidos, de los oprimidos: por el bien de todos, primero los pobres. Descanse, maestro, y vaya tranquilo.
Las nuevas generaciones seguiremos sus huellas. Usted nos acompañará e iluminará nuestro camino junto a todos los ancestros que lucharon también por la liberación de los pueblos.
*Filósofa