La Paz. El presidente boliviano, Luis Arce, cerró ayer su tercer año de gobierno con un discurso cargado de críticas a quienes se oponen a su gestión y “sueñan con nuevos golpes de Estado”.
El mandatario no se refirió directamente a ningún político con nombre. Pero aseguró que “hay quienes apuestan a la guerra contra el gobierno” y mencionó “sabotajes” de quienes “siembran odio y violencia” ante una barra de sus seguidores que asistieron al informe presidencial por sus tres años de mandato.
El acto llega en un momento de tensión interna en el partido del presidente, el Movimiento al Socialismo, ante las disputas entre Arce y su predecesor en el cargo, su mentor político y ahora su principal adversario Evo Morales. La fractura con los seguidores de Morales ha desgastado al partido de gobierno y su gestión.
El mandatario también aludió a “quienes sueñan con nuevos golpes de Estado y nuevos acortamientos de gobierno. El pueblo quiere trabajar en paz”.
El vicepresidente boliviano, David Choquehuanca, también se refirió al expresidente, sin nombrarlo, cuando mencionó que hay “líderes” con comportamientos “destructivos y de confrontación".
Poco antes, Morales en su cuenta de X, antes Twitter, señaló que la gestión de Arce ha sido un “rotundo fracaso” y que el “único responsable de la crisis económica, política, judicial y de seguridad es el gobierno, su gabinete y sus asesores”.
Arce, en su informe, señaló que pese a la crisis internacional que ha golpeado al mundo, Bolivia ha crecido un 2.21 por ciento, y tiene un 4 por ciento en desocupación, la más baja de Sudamérica.