Tokio. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, anunció el jueves que el gobierno gastará más de 17 billones de yenes (113 mil millones de dólares) en un paquete de medidas para amortiguar el impacto económico de la inflación, que incluirá recortes fiscales.
Para financiar parte del gasto, el gobierno elaborará un presupuesto suplementario para el año fiscal en curso de 13.1 billones de yenes, dijo Kishida a la prensa.
Incluyendo el gasto de los gobiernos locales y los préstamos respaldados por el Estado, el paquete ascenderá a 21.8 billones de yenes.
“La economía japonesa está viendo cómo se abre una gran oportunidad para pasar a una nueva etapa por primera vez en tres décadas”, al salir de una espiral deflacionaria, dijo Kishida el jueves en una reunión de ejecutivos del gobierno y del partido gobernante.
“Por eso tenemos que ayudar a las empresas a aumentar la rentabilidad y obtener ingresos para impulsar los salarios”, afirmó.
Reuters informó el miércoles de que el gobierno está considerando gastar más de 17 billones de yenes en el paquete, que incluirá recortes temporales de los impuestos sobre la renta y la vivienda, así como subsidios para frenar las facturas de gasolina y servicios públicos.
La inflación, alimentada por el aumento de los costos de las materias primas, se ha mantenido por encima del objetivo de 2 por ciento fijado por el banco central durante más de un año, lastrando el consumo y ensombreciendo las perspectivas de una economía que se recupera, aunque con retraso, de las cicatrices dejadas por el covid-19.
El aumento del costo de la vida es en parte responsable de la caída de los índices de aprobación de Kishida, lo que está presionando al primer ministro para que tome medidas que alivien el sufrimiento de los hogares.