Modestos decorados de sólo una cruz trazada con pétalos de cempasúchil junto con elaborados adornos de papel picado, calaveras, catrinas y ramos de flores embellecieron las tumbas de los panteones de la Ciudad de México desde ayer para conmemorar el Día de Todos los Santos, mientras los mercados públicos recibían a compradores que de última hora llegaban por flores, frutas y alimentos para ofrecer a sus difuntos en las ofrendas caseras.
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En el panteón San José, ubicado en la alcaldía Iztacalco, a Alfredo Mendoza correspondió, junto con varios familiares, custodiar la tumba de sus abuelos Diego Alfaro y María de Jesús Ortega, mientras sus ánimas visitaban el altar que colocaron en su casa del barrio San Francisco Xicaltongo, donde otros parientes los esperaban.
La tradición dice que pueden venir otros espíritus a meterse a sus tumbas cuando están vacías
, explicó frente a la lápida que fue arreglada con esmero, donde permanecerá hasta las 3 de la tarde de este jueves, una vez que las parroquias de los siete barrios de la demarcación hagan sonar sus campanas para avisar que las ánimas han regresado a sus sepulturas.
Llegó muy temprano ayer a limpiar el área que ocupa la tumba y la decoró con un tapiz de papel estampado alrededor de la base, flores de terciopelo y cempasúchil en los bordes, así como una alfombra de pétalos naranjas sobre la que montó una catrina con motivos de mariposas monarca.
Cientos de personas decoraron los sepulcros para recordar a sus familiares que se adelantaron al Mictlán. Foto José Antonio López
Mientras, en el mercado de Jamaica un sonriente catrín hecho de cartón, con los brazos extendidos, daba la bienvenida a las familias que de último momento buscaban los mejores precios para llevarse flores, papel picado y frutas de temporada como calabazas, camote, cañas y jícamas, para sus ofrendas y tumbas.
Una montaña de flores de cempasúchil y terciopelo, las de mayor demanda durante esta festividad, se ofrecían en 70 pesos el ramo, en el caso de las primeras, y entre 40 y 120 las segundas, según el tamaño, mientras las pocas macetas que quedaban oscilaban entre 10 y 20 pesos.
La fiesta de los pequeños
En un tianguis de la alcaldía Benito Juárez las amas de casa buscaban ofertas para complementar sus ofrendas, en algunos casos acudieron con sus hijos disfrazados de Chucky o de brujas para aprovechar y pedir calaverita a los clientes que hacían sus compras.
Una de las frutas que más se adquirieron para los altares fue la mandarina, a dos kilos por 50 pesos, o bien 30 pesos uno, seguida de la guayaba a 35 pesos el kilo, así como trozos de calabaza en 20 y pequeñas piezas de pan de muerto con ajonjolí desde 15 pesos.
En el Zócalo la megaofrenda congregó a visitantes de todo tipo. Foto Marco Peláez
La romería por el Día de Muertos se extendió también afuera de los panteones, donde igual se vieron grupos de niños disfrazados que pedían su calaverita entre puestos y visitantes.
Lupita Saldívar no faltó a la cita en el panteón San José, como desde hace 25 años, para acercar ramos de flores que consigue de los mercados de San Juan y de la Central de Abasto, que vende en 25 pesos; igual que otros lugares, las de cempasúchil y de terciopelo tenían mayor demanda entre los visitantes, pero en su puesto resaltaron también crisantemos, margaritas, nube y pompón amarillo.
Quien no estuvo como lo hizo por muchos años fue Margarita Villagómez frente al cementerio donde ofrecía sus veladoras para complementar con la llamita el decorado de las tumbas. Hace apenas un mes falleció y descansa en ese camposanto con los difuntos a los que alumbraron sus productos en estas fechas, aunque el negocio ahora lo montan sus hijos.
Las alcaldías no reportaron incidentes en las actividades artísticas y culturales vinculadas con la festividad, al igual que la megaofrenda instalada en el Zócalo, que ayer en el transcurso del día tuvo una muy alta afluencia de visitantes.