Ciudad de México. "Acapulco está perdido, está totalmente perdido" afirma pesimista Alma Ruth Peña López mientras hace fila bajo el sol del mediodía en el puerto, para poder comprar un bidón de gasolina en una de las pocas gasolineras que ya están abiertas y funcionando sobre la avenida Costera.
Un centenar de autos y otras tantas personas a pie, con garrafones de agua vacíos o cualquier recipiente disponible, hacen fila para poder adquirir un máximo de mil 500 pesos de combustible por vehículo, o mil pesos si vienen sin él, mientras elementos de la Secretaria de Marina (Semar) resguardan armados el lugar e incluso cuidan que nadie se meta en la línea.
Quienes aguardan sudando, pero pacientemente su turno, afirman que necesitan el combustible para moverse en busca de agua y alimentos, para cocinar y también para sus plantas de electricidad, los que cuentan con una, para mantener sus refrigeradores funcionando.
"Díganle a todo el país que nos ayude, necesitamos ayuda, no solo en la Zona Diamante, sino en las colonias", reclama Peña López, quien afirma que no hay un solo lugar del puerto que no haya sido afectado y escasea ya la comida.
Aunque aclara que en su colonia no hubo víctimas mortales, señala que las autoridades se han concentrado en las zona turísticas, lo que hace que se tengan que mover por cualquier medio a esos sitios para buscar ayuda.
Eduardo Campos, de la colonia Colosio, logró comprar 20 litros de gasolina, afirmó que el precio no ha cambiado, pero que es difícil encontrarla y es el primer expendio que encuentra funcionando desde el miércoles.
"Agua, alimentos, luz y hielo" para conservar la comida, son las mayores necesidades que tienen los habitantes de Acapulco, añadió.