Tokio. Las potencias industriales del Grupo de los Siete (G7) pidieron el domingo la “derogación inmediata” de las restricciones a la importación de productos alimentarios japoneses, en referencia al bloqueo por parte de China después de que Japón comenzó a verter aguas residuales de la central nuclear de Fukushima.
Los ministros de Comercio del G7, en una declaración tras una reunión celebrada el fin de semana en Osaka, no mencionaron a China, pero también denunciaron lo que consideran su creciente coerción económica a través del comercio.
“Deploramos las acciones para militarizar las dependencias económicas y nos comprometemos a construir sobre relaciones económicas y comerciales libres, justas y mutuamente beneficiosas”, decía la declaración de 10 páginas.
China suspendió de forma generalizada las importaciones de pescado japonés hace dos meses, cuando Japón comenzó a verter al Pacífico el agua radiactiva tratada procedente de la accidentada central de Fukushima. Mientras que Japón y Estados Unidos han calificado de injustas las restricciones, Rusia anunció una restricción similar a principios de este mes.
En respuesta, China calificó la medida del G7 de “coerción económica” e instó al G7 a no “adherirse obstinadamente al doble rasero”, sino a tomar medidas prácticas para mantener el orden normal del comercio y la inversión internacionales.
“Los miembros del G7 socavan la igualdad de condiciones y perturban la seguridad y estabilidad de la producción mundial y las cadenas de suministro”, declaró la embajada de China en Japón a última hora del domingo.
El G7 -Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá- también expresó su “preocupación” por las recientes medidas de control sobre la exportación de minerales críticos.
Regulación de la IA
Por otra parte, el G7 acordará el lunes un código de conducta para las empresas que desarrollen sistemas avanzados de inteligencia artificial (IA), según se desprende de un documento, en un momento en que los gobiernos tratan de mitigar los riesgos y el posible uso indebido de esta tecnología.
El código de conducta voluntario marcará un hito en el modo en que los principales países regulan la IA, en un contexto de preocupación por la privacidad y los riesgos para la seguridad, según el documento visto por Reuters.