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Detalle de los estragos que provocó el huracan ‘Otis’ a su paso por Acapulco. Parte del puerto se encuentra sin servicio de luz y agua. Foto Alfredo Domínguez
28 de octubre de 2023 07:29
En medio de la tragedia, los políticos carroñeros y sus jilgueros redoblan su aparato de propaganda negra y aceleran la difusión de noticias falsas, con énfasis en la desaparición del Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden), ergo, dicen, ya no hay dinero para atender a los damnificados por el huracán Otis. De inmediato, el gobierno federal informó que tiene disponibles 18 mil millones de pesos para tal fin, seguros catastróficos y otros recursos para atender la emergencia.

De hecho, el presidente López Obrador fue más allá y anunció que para tal fin tenemos recurso garantizado, pero además no se trata de fideicomisos o fondos para atender emergencias, porque cuando el pueblo de México necesita apoyo se puede utilizar todo el presupuesto público, no hay límites. Y, afortunadamente, tenemos presupuesto porque no permitimos que se roben el dinero del pueblo.

Aun así, a los carroñeros y sus jilgueros les vale, porque su objetivo es crecer el impacto mediático de su propaganda negra. Un día sí y el siguiente también son desmentidos y exhibidos, pero siguen adelante sin inmutarse, y eso es no tener progenitora, especialmente en situaciones tan lamentables como el brutal paso de Otis por de Acapulco y otros municipios guerrerenses.

Ahora, su caballito de batalla es el Fonden, legalmente cancelado por dos razones fundamentales: a) nunca tenía fondos reales disponibles para atender las emergencias, de tal suerte que los damnificados por uno u otro embate de la madre naturaleza debían esperar años para ser auxiliados, así fuera con una simple pincelada que siempre contaba con todo el apoyo mediático, porque los jilgueros eran debidamente maiceados, y b) era una enorme fuente de corrupción en la que los amigos y funcionarios del régimen en turno abrevaban a sus anchas.

En octubre de 2020 la mayoría legislativa en San Lázaro desapareció el Fondo para la Atención de Emergencias, que entonces acumulaba alrededor de 7 mil millones de pesos, monto no despreciable, aunque no pasaba de ser un mero registro contable, porque en las arcas públicas no existía.

Con el Fonden en ejercicio, cada vez que se registraba un terremoto, una inundación, un deslave, el paso de un huracán o el de un ciclón, la respuesta gubernamental irremediablemente era la misma: no hay dinero para la emergencia y se convirtió en lugar común que los afectados de menores recursos terminaran pagando los daños causados por fenómenos naturales y los derivados de la creciente corrupción de la clase política y socios que la acompañan, sin olvidar el brutal aparato burocrático que debían enfrentar para solicitar auxilio, lo que no garantizaba que lo recibieran. Entonces, ¿se entiende por qué gritan, lloran y se desesperan ahora que ese mecanismo ya no opera como antes?

Algunos ejemplos que documentan lo efectivo y resultón que era el Fonden: en octubre de 2005, el huracán Wilma –categoría 4– devastó Cancún, Cozumel, Playa del Carmen y otras poblaciones quintanarroenses, De inmediato, el gobierno federal dijo no hay dinero, y ante la solicitud de auxilio de la población damnificada, los de a pie, Vicente Fox dijo: de gorra, nada. En cambio, eximió fiscalmente al sector empresarial de la zona, y para recuperar las playas –prácticamente borradas del mapa– invirtió más de 200 millones de pesos. (Por cierto, ¿que exigía la bancada panista en San Lázaro? Que no se lucre con el dolor de los damnificados y se minimice el esfuerzo que hace la administración federal).

En 2007 se inundó Tabasco y los daños se estimaron en 2 mil millones de dólares. El Fonden no dio un peso, porque no hay dinero, según lo anunció Borolas, a la sazón en Los Pinos. En cambio, firmó un acuerdo para condonar total o parcialmente créditos fiscales por alrededor de 500 mil millones de pesos para beneficiar a los corporativos privados de siempre.

En septiembre de 2013, el huracán Manuel arrasó Guerrero: 60 por ciento de sus municipios devastados y cientos de miles damnificados. Sin embargo, Enrique Peña Nieto dio prioridad a la salida de los turistas varados en Acapulco. Al final de cuentas, el estado recibió 283 millones de pesos, insuficientes siquiera para comenzar las tareas de desazolve en el puerto.

Pero, desapareció el Fonden, lloran amargamente, porque les secaron la fuente.

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X: @cafevega

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