Mientras en las actividades económicas rurales predomina el trabajo agropecuario y forestal al aire libre, en las urbanas es casi total el trabajo industrial, comercial y de servicios bajo techo. Además, el grueso de los productos rurales son alimentos y, por tanto, no prescindibles, mientras muchos productos urbanos son prescindibles por lo menos a corto y mediano plazos. Por estas razones se esperaría que en el periodo 2018-2020 el comportamiento de la pobreza (P) fuese diferente en el medio urbano (U) que en el rural (R) y que en el periodo 2020-2022 la recuperación hubiese sido más notoria en el U. Ello no es claro en el MMIP, pero sí en pobreza de ingresos, como se aprecia en la gráfica que presenta la evolución 2018-2020-2022 de la incidencia de la P extrema: H(PE), la P moderada: H(PM), la P total: H(PT) y los no P: H(NP) por el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), así como la H por los tres componentes del MMIP: ingresos: H(Y); tiempo: H(T), y necesidades básicas insatisfechas: H(NBI). La razón de que la evolución de la P(MMIP) no refleje lo ocurrido en la P(Y) se debe a que la P(T) se mueve en sentidos opuestos a la Y: cuando ésta sube, la T baja, como ocurrió de 2018 a 2020 en U.
El cambio se expresa en % respecto a 2018 [(2022-2018)/(2018)*100] y en puntos porcentuales (pp) (2022-2018). En el primer bloque de barras se presenta la evolución de la H(PE), que en el medio R disminuyó de 51.6 a 47.5 y a 43.7 por ciento, una baja de 15.3 por ciento y 7.9 pp entre 2018 y 2022l. La baja de 2018 a 2020 fue de 8 por ciento y 4.2 pp. Las bajas en U fueron de 15.5 por ciento y 3.8pp. (2018-2022) y de 2.4 por ciento y 0.6. Como se aprecia, son bajas muy similares en porcentaje. Sin embargo, en pp la baja R parece el doble que la U dado que, como se aprecia muy bien en la gráfica, los niveles R duplican los U en los tres años. Las cifras de cambios se presentan en el cuadro. En general, las bajas en PE se traducen en alzas en la PM, lo cual se debe a que muchas personas que salen de la PE quedan en PM. En la gráfica se puede ver cómo la baja en ambos subperiodos en la PE se reflejan en alzas equivalentes en la PM en el medio R. En cambio, la muy pequeña baja en la PE U entre 2018 y 2020 (0.6 pp) no se reflejó en un alza en la PM, sino en una baja aún mayor de ésta. En cambio, entre 2020 y 2022 la mayor baja U de la PE se refleja en un alza de la PM. Si se observan las barras de NBI y de PT se verá que son muy similares, sobre todo en R donde las diferencias en pp son sólo de uno o 2 pp. En U las diferencias son de 11 a 12 pp. La evolución en los dos subperiodos es también muy similar: bajas muy leves, pero sostenidas tanto en PT como en NBI y en ambos medios.
La P(Y) aumentó 2.1 pp entre 2018 y 2020 en U, el más claro reflejo de la pandemia. En contraparte, la P(T) en U disminuyó 8.7 pp. En el subperiodo siguiente, cae la P(Y) en U sustancialmente (7.2 pp) y sube la P(T) mucho (6.4 pp). Termino haciendo notar que la fuerte desigualdad en la PE entre R y U (más del doble en los tres años: la R entre 44 y 52 por ciento y la U entre 20 y 24 por ciento, se invierte en la PM (hay más PM en U que en R) con lo cual la desigualdad en la PT es mucho menor que la EN PE (16 o 17 pp en los tres años). Donde más se nota la desigualdad entre U y R es en los NP: entre 2.4 y 3 veces más alto porcentaje en el medio U: Entre 25 y 28 por ciento versus 8 y 11.4 por ciento).