Ciudad de México. A raíz de que no había libre acceso a la costa grande de Guerrero, las aseguradoras que operan en México tardaron un poco en llegar a la zona de desastre por el huracán Otis, pero de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), ya empiezan a atender a asegurados.
Si bien la AMIS no ha compartido datos preliminares sobre el monto de los daños por el huracán porque los datos fluyen muy lentamente con este tipo de siniestros y las aseguradoras apenas están entrando a la zona, la Asociación hace un llamado para que, ante todo, la población privilegie su seguridad.
Reveló, en un comunicado, que el personal de las aseguradoras ya se encuentra en la costa grande de Guerrero, afectada por el paso del huracán Otis, esperando las instrucciones de las autoridades para proporcionar atención a los asegurados y guiarlos para hacer efectivos sus seguros.
Y aunque cada aseguradora tiene sus protocolos, la AMIS sostiene que hay algunos que son iguales para todas las entidades para hacer uso de su cobertura.
El primero es que se debe identificar la póliza de seguro, ya sea que la tenga digital o en formato físico, de no ser así, la aseguradora cuenta con los medios para identificarla.
El segundo es registrar los daños aparentes, sin correr riesgos, se pueden tomar fotos o videos de las áreas dañadas en la propiedad y pertenencias. Esto ayudará a agilizar el proceso de evaluación de daños y de atención a las necesidades.
El tercero es comunicar los daños a la compañía de seguros. La prontitud de este reporte ayudará a iniciar el proceso de atención y facilitará una recuperación oportuna. El cuarto consejo es que se comparta información con el ajustador que se haya asignado
El ajustador de seguros es la persona que contribuirá al proceso de evaluación de los daños, ayudando a identificar qué cobertura será utilizada en tu póliza. Proporcionarle información lo más completa y precisa posible.
Cabe recordar que entre los siniestros de daños catastróficos más costosos para la industria están cuatro huracanes, en Wilma, por ejemplo, en 2005 se pagaron 2 mil 675 millones de dólares; por Odile en 2014, fueron mil 439 millones de dólares; por Gilberto en 1988, el monto fue de mil 299 millones de dólares y por Isidore en 2002 se cubrieron 474 millones de dólares, agregó la Asociación.