Ciudad de México. A la Fórmula Uno la llaman el Gran Circo. Como en aquellos espectáculos itinerantes, este serial viaja alrededor del mundo y mueve toneladas de equipo para montar su show que ha cambiado completamente la fisonomía de la Magdalena Mixhuca.
Un mundo ajeno a lo que acontece a su alrededor, la CDMX, como un universo aséptico de marcas costosas, terrazas para relaciones públicas y desfile de personajes famosos. En el centro de la pista está la estrella en esta parada, Sergio Pérez, quien a pesar de no ser el líder de la carrera, lugar que ostenta con autoridad su compañero Max Verstappen, todo mundo lo trata como el festejado. Incluso rompió una piñata como si fuera el niño de la fiesta.
"Mi sueño, lo digo siempre, es ser el primer mexicano en ganar este Gran Premio, pero antes debo enfocarme en todo lo que exige esta carrera, el asfalto, sus curvas y la altitud de la ciudad. Sólo así puedo pensar en hacer mi mejor fin de semana del campeonato”.
Los pilotos son entertainers, hacen tortas para la foto, se ponen máscaras de luchadores y cualquier ocurrencia.