Fernando Alonso, campeón del mundo dos veces en la Fórmula 1 (2005 y 2006), parece estar viviendo a sus 42 años una segunda juventud. Nadie se explica cómo alguien con tantas carreras encima, como el piloto de Aston Martin, puede aún generar un ruido de trenes cada vez que suena la canción ‘Seven Nation Army’: “Feeernando Alooonso, Feeernando Alooonso”.
“Tantos años en este deporte me han enseñado que hay momentos buenos y malos, pero siempre tienes que estar ahí, esperando una buena temporada”, dice el español sobre la explanada del centro comercial Mítikah ante a una marea de personas que colma los tres pisos y las puertas principales.
Alonso tiene el carisma de los grandes atletas. Sabe aprovechar los sonidos, el misterio y jugar también con decenas de carteles que observa a su alrededor. En una respuesta, mientras decenas de niños lo miran como si fuera un súperheroe, trata de resumir su cuarto lugar en la clasificación de pilotos.
“Este año, a diferencia de otros, tengo un coche competitivo, he vuelto a divertirme y a sentirme rápido”, afirma. “A veces hay mucha presión el entorno por llegar a un objetivo, pero lo más importante del automovilismo son los valores que tiene. Trabajar en equipo con otros para no sólo ser un mejor deportista, sino sobre todo una mejor persona”.
Según los cálculos del piloto de F1, en Aston Martin han dedicado horas de estudio al circuito diseñado en el autódromo Hermanos Rodríguez. Con tan pocos días de cara a la gran cita, no hay razones para equivocarse. “Hemos pasado unas 200-250 vueltas en el simulador, así que todo lo que vamos a hacer el fin de semana está preparado”.