Ciudad de México. Sergio Pérez vive su semana más complicada del año en esta ciudad. El Gran Premio de México significa correr el tramo final de la temporada, en la que pelea como subcampeón en su país y ante una afición leal que se entusiasma para que rompa los límites de sus actuaciones anteriores en el Autódromo Hermanos Rodríguez. En los dos años recientes terminó en tercer lugar.
“Es la semana más difícil porque tengo muchos compromisos previos, muchos patrocinios mexicanos y eso es una carga de trabajo”, comenta el piloto tapatío en la explanada de la Plaza Carso ante una multitud de seguidores.
Sergio llega en un momento de máxima temperatura en la competencia, donde sólo le lleva 39 puntos a su perseguidor, el británico Lewis Hamilton de Mercedes, después de vivir un tramo con resultados irregulares.
Además de las fricciones en el interior del equipo Red Bull que continuamente ponen en tela de juicio el desempeño del mexicano.
“Son muchas especulaciones en el mundo de la Fórmula Uno”, dice Checo; “esta temporada no me queda más que concentrarme en lo que puedo controlar y los demás, eso está de sobra”.
A pesar de la tensión producto de la competencia interna, Checo confía que su trabajo en conjunto contiene las críticas, que los podios y su contribución para que Red Bull sea el equipo que domina el serial pesa más en perspectiva.
“En el equipo saben dónde está mi nivel como piloto”, advierte Checo; “incluso después de una mala carrera, ahí está el trabajo en su conjunto y no dejo que una mala experiencia me quite la energía”.
Después de una breve charla, Sergio subió a lo más alto de la Plaza Carso, donde tenía más compromisos con sus patrocinadores. Entre ellos ser testigo de un partido de futbol con algunos futbolistas como Juan Ignacio Dinenno, César Huerta, junto a algunos legendarios como Iván Zamorano y Jorge Campos. Entre los invitados estaba el compañero y rival de Sergio Pérez, el neerlandés Max Verstappen; ambos convivían como si se tratara de una tarde de amigos y cancha. El domingo no habrá camaradería.