Un día después de que los seis integrantes del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) renunciaron acusando obstaculización a su trabajo, “amenazas y calumnias”, el organismo que preside Rosario Piedra Ibarra respondió que las personas que ocupaban esos cargos “desinforman y mienten” e igualmente señaló que “sólo han hecho una labor obstruccionista”.
En un pronunciamiento difundido esta mañana, manifestó que “es grave, pero muy sintomático -y una muestra más de la agenda política y personal de quienes integraban este Consejo-, que insinúen que en la CNDH hay ‘intereses diversos a la defensa de los derechos humanos’”, discurso que -aseveró- es “muy similar al que despliega la señora Miranda de Wallace en su campaña de desprestigio contra nuestro trabajo, que ha puesto en evidencia, la manera como anteriormente actuaba la Policía Federal, y la manera, también, de cómo la CNDH fue cómplice de sus prácticas contrarias, estas sí, a los derechos humanos”.
Ello a raíz de que la CNDH difundió la semana pasada una recomendación dirigida a la Fiscalía General de la República y a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana por Brenda Quevedo, relacionada con el secuestro Hugo Alberto, hijo de Wallace, ya que fue víctima de tortura.
La Comisión Nacional rechazó las acusaciones de los ex consejeros Tania Espinosa Sánchez, Adalberto Méndez López, Bernardo Romero Vázquez, Jorge Alejandro Saavedra López, Ángel Trinidad Zaldívar y Georgina Diédhiou Bello, y aseveró que “no somos rehenes de ninguna agenda, porque nuestro único compromiso es con las víctimas, con todo el pueblo de México, y seguiremos por esa ruta”.
Consideró que las “calumnias y campañas de difamación” no tienen otro interés “que el de satisfacer ambiciones partidistas electorales, y algo peor: volver a la vieja CNDH, que además de altamente onerosa para el pueblo, tenía un desempeño deficiente pero muy útil para los beneficiarios y cómplices del poder”.
También acusó que los ex consejeros “se negaron” a nombrar a las dos personas que deberían dejar sus puestos, por mandato constitucional, para renovarse. Lo anterior, agregó, fue hecho del conocimiento del Senado -encargado de los nombramientos-, por parte de Piedra Ibarra, “a efecto de que, en el marco de sus facultades, interviniera para poner término a esta grave irregularidad”.
Respecto a lo denunciado sobre que no se les haya permitido cumplir con sus funciones, la CNDH reviró que en las actas que se elaboran y publican mensualmente de las sesiones del Consejo, “hay ejemplos de sobra de todo lo contrario, de su labor obstruccionista y francamente descalificatoria de todo aquello que proponía la presidenta, actuaciones que caían en francas ilegalidades”, por lo que -aseveró- “algunas de las cuales se encuentran sometidas hoy a un proceso jurisdiccional”.
Agregó que en esas actas públicas de las sesiones, “quedaron plasmadas las constantes faltas de respeto que las y los integrantes del Consejo Consultivo tenían con la presidenta, y en general en contra de todas las personas servidoras públicas que forman parte de este organismo autónomo”.
También manifestó que “es una mentira” que la renuncia se haya dado porque Piedra Ibarra se negara a “acatar resoluciones asumidas por el Consejo”. En este sentido reiteró, como lo hizo en otros comunicados en los que respondió a señalamientos de los ahora ex consejeros, que este órgano “es consultivo precisamente de la presidencia, no actúa por encima de ella y menos, como reiteradamente pretendieron, ‘interpretando’ la ley a su antojo y conveniencia”.
Enfatizó que “lejos de aconsejar u opinar, acorde a su mandato, estos seis consejeros pretendían rebasar sus funciones legales, imponiendo sus puntos de vista y denostando todo el trabajo de la Comisión, del que eran informados puntualmente, mes con mes”.
Insistió en que los ex integrantes del Consejo “mienten, también, cuando dicen que se dejaron de hacer recomendaciones generales sólo ‘para no incorporar sus observaciones’, lo cual, contrario a lo que dicen, hicieron en, por lo menos, cinco ocasiones; aunque en algunos casos terminaron por desconocer su propia votación, como en el caso de la Recomendación General 46/2022, así como la incorporación en ella de sus observaciones”.
También rechazó que Piedra Ibarra “haya proferido amenaza alguna en su contra, y mucho menos que haya utilizado recursos personales o de la propia Comisión para calumniarlos”. Señaló que con ellos “nunca fue posible entablar diálogo alguno, mucho menos construir”.
La CNDH igualmente consideró que la renuncia colectiva “no coloca a la CNDH ante ninguna crisis” y no implica que se detenga su trabajo. Se da justo “en el momento en el que la Comisión produce más resultados para el pueblo, cuando se emite el mayor número de recomendaciones de toda su historia y, sobre todo, cuando estamos desenmascarando la simulación y confabulaciones que antes imperaban en esta institución”.