Ciudad de México. Max Verstappen (Red Bull) pertenece a un selecto grupo de pilotos en la Fórmula 1 que han creado su propia galaxia. Michael Schumacher (Ferrari), Sebastian Vettel (Red Bull) y Lewis Hamilton (McLaren) son ejemplos de una hegemonía donde el resultado siempre fue el mismo: la victoria. En el Gran Premio de Estados Unidos, el león neerandés dictó sentencia cuando escapó desde el sexto lugar, logrando lo que nadie había conseguido en este circuito. Ganar sin estar ubicado en la primera fila.
Con dos segundos de ventaja sobre Hamilton (Mercedes) y a una distancia todavía mayor de Lando Norris (McLaren), Verstappen registró su victoria 50 y mostró al mundo del automovilismo que no hay imposibles para un campeón del mundo. Su coequipero, el mexicano Sergio Pérez, quien salió noveno, cerró en el quinto lugar por delante del monegasco Charles Lecrerc (Ferrari).
Aunque Checo mantiene la segunda posición en el Campeonato de Pilotos con 238 puntos, Hamilton redujo su ventaja de 27 a sólo 19 unidades al cruzar la bandera a cuadros detrás del líder.
La gestión de los neumáticos en el GP de Estados Unidos fue decisiva, con un buen ritmo de los tres de cabeza y apostando los Mercedes ir a una sola parada. No resultó tan buena idea, porque pronto vieron cómo sufrió Charles Leclerc (Ferrari), que terminó sexto saliendo de la pole, mientras el español Carlos Sainz (Ferrari) rozó el podio para terminar cuarto.