Armenia y Rusia, cuyo distanciamiento a raíz de la pérdida del enclave de Nagorno-Karabaj, territorio reconocido internacionalmente como azerí que los armenios reclamaban como suyo, se encuentran al borde de la ruptura, al tiempo que suben de tono las quejas y críticas recíprocas.
Al replantearse si vale la pena mantener su matrimonio por conveniencia
con el Kremlin, el gobierno del primer ministro Nikol Pashinian intenta reforzar sus nexos con la Unión Europea, y por extensión con la alianza noratlántica, ante lo que considera fracaso de la apuesta por Rusia como garante de su seguridad frente a su poderoso vecino, Azerbaiyán, respaldado por Turquía.
Esta semana, Moscú pasó a la amenaza directa: la agencia oficial de noticias TASS calificó de absolutamente irresponsable y provocador
el discurso de Pashinian ante el Parlamento Europeo, el 17 de octubre, donde dijo que Armenia quiere acercarse a la Unión Europea tanto como quiera ésta, y lo acusó de querer convertir Armenia en una Ucrania número tres
(se supone que Moldavia es la Ucrania número dos
) ya que Pashinian se fijó como meta seguir a pasos agigantados el camino de Volodymir Zelensky (presidente ucranio)
. Aunque el mandatario azerí, Ilham Aliyev, izó ya la bandera de su país en la extinta república independiente de Artsaj, toda vez que más de 100 mil habitantes huyeron hacia Armenia y se quedaron alrededor de 5 mil personas dispuestas a vivir bajo las leyes de Azerbaiyán, el conflicto entre estos dos pueblos vecinos dista de haber concluido.
Hasta ahora, Pashinian no ha querido reunirse con Aliyev para firmar un tratado de paz o, si se prefiere, un acta de capitulación más allá de la cesión de Nagorno-Karabaj porque Armenia y Azerbaiyán, mucho antes de la ofensiva militar que doblegó a los karabajíes llevan meses tratando de delimitar las fronteras y no se ponen de acuerdo en qué mapa tomar por bueno. En la época soviética se fijaron lindes administrativos formales entre dos repúblicas que se creía nunca serían Estados independientes, por lo cual generaron incontables disputas territoriales.
Ante el riesgo potencial de nueva guerra por la región azerí de Najicheván, que quedó separada como exclave, entre Armenia, Turquía e Irán, Pashinian busca nuevos aliados que protejan la integridad territorial de Armenia.