Ciudad de México. Productores de cempasúchil en los ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco abrieron la temporada de comercialización con una ceremonia prehispánica para agradecer a la tierra por las más de dos millones de plantas cultivadas este año; pedir que su trabajo sea recompensado con la venta de sus flores y que en los hogares a los que lleguen, su colorido y aroma, sensibilice a las familias “con el recuerdo de sus difuntos para estar en paz”.
Amalia Salas Casales, abuela Amalia como es conocida en la zona, del barrio de Caltongo en la misma demarcación, encabezo la ceremonia alrededor del Tlalmanalli, una ofrenda a la tierra, formada por un círculo de ramos de toronjil con semillas, vegetales, frutos, plantas, flores y pan dentro y un sahumerio al centro.
En el paraje San Sebastián, tercera fracción, del ejido de San Gregorio Atlapulco, rodeado de miles de flores de color naranja, bajo un cielo esta mañana aborregado, el graznido de decenas de aves migratorias de la laguna próxima y algunas áreas inundadas del ejido y con los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl al fondo, se realizó el ritual que cada año convoca a los productores para iniciar la comercialización de las plantas.
Fredy Ulises Xolalpa Gómez, del vivero Xola-Flora, dijo que a pesar del clima que este año tuvo cambios drásticos de temperatura, con calor y frío extremos, así como la inundación de un área dentro de la superficie que está en proceso de renivelación que arruinó un alrededor del 20 por ciento de las matas, logró una producción de 70 mil plantas, algunas ya vendidas con clientes que anualmente los buscan por la calidad de su flor y otras destinadas a la Central de Abastos, pero en el ejido, al que se accede por las avenidas Canal de Chalco y Heberto Castillo, se produjeron más de 2 millones.
Explicó que en su vivero, los visitantes podrán encontrar flor de cempasúchil en maceta desde 10 y hasta 25 pesos, dependiendo del tamaño y la cantidad de flores.
Con la música del panhuehue, un tambor prehispánico, sonajas de conchas y algunos cantos en náhuatl, la abuela Amalia e integrantes de su Calpulli, con vestimentas tradicionales.
En la ceremonia, se dirigieron primero al oriente, donde sale el sol, Quetzalcóatl, para agradecer por su luz y su energía que permiten que Xochimilco siga produciendo como se manifiesta en las flores de cempasúchil.
El sonido del atecocolli, el caracol de mar, marcó los cambios de rumbo en el ritual, primero hacia el poniente, a Xipe Tótec, que “descarna para convertirse en maíz, se sacrifica para que nosotros podamos alimentarnos”.
Al norte, para agradecer y pedir a Mictlantecuhtli que mantenga la región en reposo. Al sur se ofrendó a Huitzilopochtli y al centro, con una rodilla al piso, a Tonantzin a la que se pidieron bendiciones para los productores y los hogares a los que lleguen sus flores de cempasúchil.
Nonantzin Amalia, pidió además por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que tenga fuerza para seguir trabajando, al afirmar que es el único que ha volteado a ver por el campo, que estaba abandonado, y por las tradiciones de los pueblos originarios.
A sus 88 años pidió que al menos se le concedan dos años más de vida para poder ver cómo “este Xochimilco vuelve a ser lo que antes era, una hermosa tierra llena de flores”.
Tras la ceremonia, la directora de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), explicó que después de que en el último año del gobierno anterior se produjeron en toda la ciudad 644 mil plantas, de las que se vendieron sólo unas 344 mil y a un mal precio para los productores, a partir de 2019, con el actual gobierno, la producción fue creciendo y el año pasado se alcanzó una producción de 5 millones de plantas con la vente en promedio del 98 por ciento.
Comentó que esperaba este año la producción se mantuviera en ese nivel, pero los productores se arriesgaron y sacaron 5.5 millones de esta planta, que dijo forma ya una parte significativa en la economía de los pueblos.
“Que esto se venda para favorecer la economía de los pueblos, pero también para que se siga produciendo y se proteja el suelo de conservación, el agua y el clima”.
El ejido, señaló Xolalpa Gómez, se mantiene abierto para la venta al público, mayoristas o minoristas, de las 8:00 a las 19:00 horas del día.