Santiago. Mientras el presidente Gabriel Boric afirmaba que a cuatro años del estallido social en Chile, "algunos pretenden hacer como que no hubiera ocurrido o borrarlo de la historia de nuestro país", en alusión a la derecha que se refiere a aquellas jornadas como un "estallido delincuencial", en las calles del país casi pasaba desapercibida la fecha, con manifestaciones e incidentes menores que recrudecían en la noche.
“Lo que sí tengo claro es que el malestar del pueblo de Chile que se expresó durante esos meses, es un malestar que la política tiene que ser capaz de resolver; la política y la democracia tienen que ser capaces de dar soluciones, por tanto mi llamado es que pensemos en cuáles con las causas subyacentes más profundas del malestar de los chilenos con sus instituciones”, dijo el gobernante desde China, donde realiza una visita oficial.
El 18 de octubre de 2019, tras semanas de protestas estudiantiles, cerca de las 18:30 horas, cuando comenzaba la hora pico en el transporte público al concluir la jornada laboral, las y los colegiales lanzaron una evasión masiva del pasaje en estaciones del metro de Santiago. La policía que estaba desplegada, respondió lanzado gases lacrimógenos a los andenes y en ese momento comenzó la debacle: los viajeros entraron en pánico, el metro fue cerrado, también en la superficie había manifestaciones y los autobuses dejaron de circular, cientos de miles de personas caminaron durante horas rebuscándoselas para regresar a sus casas. Conforme se hacía la noche, decenas de estaciones del ferrocarril metropolitano fueron vandalizadas y/o incendiadas, también la sede corporativa de la mayor eléctrica del país, lo mismo supermercados y centros comerciales, los carabineros eran superados por las multitudes presentes por doquier y se quedaban sin capacidad de respuesta.
El presidente derechista Sebastián Piñera, sorprendido por el estallido mientras comía en una pizzería capitalina junto a familiares, declaró el estado de emergencia, sacó al ejército a la calle y se dejó decir que el país estaba en guerra, lo cual enfureció más a las multitudes.
El país entró en un caos creciente, las protestas masivas se extendieron por doquier durante semanas y, el 15 de noviembre, consiguieron que los partidos políticos cedieran abrir una constituyente que fracasó en septiembre de 2022. Chile está metido ahora en otra constitucional de resultados inciertos, esta vez dominado por la derecha a diferencia del primero.