La supervisión presidencial de los grandes proyectos del sexenio ha sido por demás pertinente.
Todos han caminado, si no acorde con lo deseado, sí lo suficientemente bien como para ver cercana su conclusión. Uno ya está operando, tal como era esperado: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. La refinería Dos Bocas finaliza sus obligadas pruebas y en seguida (2024) comenzará a producir los hidrocarburos que espera el mercado nacional.
Los otros dos complejos, ambos ferroviarios, trabajan a marchas forzadas para cumplir metas. Son, estos dos últimos emprendimientos, los que habrán de requerir tiempos adicionales para lograr su puesta en cabal marcha.
La decisión inicial de situar al Tren Maya al interior de la estructura de Fonatur deberá encontrar el obligado complemento de negocios.
Ahí, dentro de esa institución pública, se han movido, de tiempo atrás, los indispensables contactos con las agencias turísticas que permitan completar la parte comercial. Tiene Fonatur la experiencia para llevar a cabo, de manera profesional, la delicada tarea faltante. No se puede dar por sentado que los clientes futuros llegarán en tropel para subirse al tren. Organizar una operación de esa envergadura, que implica a millones de usuarios, requiere de múltiples auxilios logísticos adicionales.
Emparejar la administración del Tren Maya, encargado a militares, con estos servicios especializados harán factibles las esperadas visitas a las grandes riquezas culturales, oportunidades que se les pondrán al alcance de sus intereses personales.
En cuanto al Corredor Transístmico no se ve, todavía, la indispensable conexión que la administración del proyecto haya establecido con las navieras mundiales. Éstas, que son empresas inmensas, serán, se espera, las usuarias continuas y el complemento indispensable para su rendimiento. Son ellas las que harán redituables sus servicios de transporte y de carga y descarga en los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos. Tampoco se han, hasta el presente al menos, evidenciado las promociones y concreciones con los factibles clientes de los parques industriales o de otros servicios adicionales. En esos emprendimientos futuros también deben hacer acto de presencia los financieros del trasiego completo de mercancías deseado. Empresas para quienes los servicios del trans ístmico puedan llegar a ser, si no indispensables sí convenientes.
La administración actual, a cargo de la Marina Armada, se ocupa, por ahora, en completar la estructura básica del proyecto, tanto ferroviario como de los puertos.
Es indispensable entender que los usuarios futuros tienen algo que decir y solicitar para que haya la debida conexión de intereses.
Se agregan, también, los demás sitios (parques industriales o de servicios conexos) en el paquete total. Son los agregados que harán atractivo y redituable el complejo proyecto y, sin los cuales, los objetivos funcionales envisionados quedarían incompletos.
La correcta puesta en marcha de estos inmensos proyectos de la actual administración requieren larga maduración para su feliz desarrollo. La habilidad que debe desplegar el gobierno, que los ha empujado hasta el presente, apunta hacia la conjunción de habilidades y destrezas adicionales.