Me interesa destacar el alto valor político y simbólico que una vez más nos muestran los pueblos indígenas y con ello enunciar al final de este texto, la agenda compleja presente y pendiente respecto del conjunto de la sociedad.
Para la conmemoración, desde los pueblos, de los 531 años de la resistencia y dignidad, el Congreso Nacional Indígena (CNI) emitió una convocatoria dirigida a los pueblos de México y el mundo, a las personas, colectividades y pueblos que defienden la vida invitando a sumarse a la acción global por el alto a la guerra contra los pueblos de México y del mundo, hacia los pueblos zapatistas y hacia los pueblos originarios. Dicha acción global se nutrirá con actividades que contribuyan a denunciar la guerra que existe contra los pueblos originarios. Sin colocar el eje en su aniversario 27, sí mostró su consolidación al señalar que la fuerza y determinación de los pueblos originarios ha adquirido nuevos sentidos: “la resistencia anticolonial de los más primeros, la defensa de sus territorios y modos de habitar el mundo, son fuente de conocimiento e inspiración en la lucha contra el capitalismo depredador y ecocida”. Agregó que su lucha también es contra la militarización en México, por la defensa de las comunidades zapatistas y sus territorios autónomos, así como la libertad de organización en todo México. Precisó que la guerra que hoy se despliega es contra la vida y que los actores principales de esta guerra son los grupos del crimen organizado, los cuerpos represivos del Estado, la clase política, el Estado y las instituciones que viven de la corrupción.
Como vemos, se consolida el deslinde tajante con el llamado Día de la Raza, tan presente en la historia oficial. En efecto numerosas organizaciones y comunidades realizarán, el 12 de octubre, en todo el país y fuera de él, actividades para denunciar en tiempo real los conflictos que están enfrentando en sus regiones, en el marco arriba enunciado y sobre los cuales resulta absurdo el negacionismo o la calificación de exageración.
En la Ciudad de México se congregarán ese día en una marcha, representaciones de los diferentes pueblos y personas que de manera organizada vienen desplegando su respaldo a la lucha por la vida y la dignidad. Desde esos espacios difundieron un pronunciamiento que dio cuenta de la participación de los pueblos , desde abajo, en las luchas históricas de nuestro país para destacar el parteaguas que significó el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1º/1/1994) y la formación del Congreso Nacional Indígena (12/10/1996), ubicaron en ese punto de la historia el momento en que los pueblos indígenas pasaron a la ofensiva contra la integración neoliberal y su acelerado despojo. Y enfatizaron que, como en el pasado, los pueblos indígenas se organizan resisten hoy al neodesarrollismo que intenta disfrazar el despojo de bienestar.
Esta campaña intensiva en torno al 12 de octubre retoma y coloca el desafío del llamado a luchar por la vida en México y el mundo, al tiempo que mostrará las fortalezas y/o debilidades que hoy caracterizan a los pueblos y a sus comunidades. Y no hablamos de que sea un problema sólo de voluntad. Se están enfrentando a un entramado de poder fáctico y formal que utiliza tanto la cooptación, el divisionismo y la violencia abierta, ante la cual el Estado incumple, por acción u omisión, en garantizar a los pueblos indígenas el ejercicio de los derechos que han logrado. Ya estamos en el año electoral adelantado y sabemos, por tanto, que no hay forma de imaginar siquiera un golpe de timón en favor de los pueblos. La continuidad sexenal que quieren garantizar augura la profundización de la apuesta por los megaproyectos en curso administrados y protegidos por militares. Bien saben los pueblos que su lucha no tiene plazos sexenales, por ello hacen muy bien en reforzar su organización y resistencia y en ampliar las alianzas, por lo pronto con la llamada Europa insumisa que se está haciendo presente en el acompañamiento activo a una lucha que es por la vida de los pueblos y con ellos de la humanidad entera.
Y en esa dimensión, como sociedad, también es tiempo de reconocer lo que nos falta de conciencia, convicción y compromiso para fortalecer nuestra participación en favor de los pueblos indígenas, porque, no nos engañemos, el capital tiene intereses inherentes y los seguirá defendiendo como hasta ahora; también sabemos que existen sectores conservadores que practican activamente el racismo y el clasismo. De paso, dejo en la agenda el rol hegemónico del Ejército, que terminará el sexenio excluido de la rendición de cuentas histórica y beneficiado con una suerte de exoneración anticipada emitida desde la Presidencia de la República, la cual por cierto se emitió retroactiva. Ni en 1968 ni en 2014 tuvo responsabilidad. Ni 2 ni 12 de octubre se olvidan.