Con el ritmo festivo de la cumbia y el alegre baile, la comunidad sonidera festejó ayer haber obtenido la declaratoria como patrimonio cultural inmaterial de la Ciudad de México. Hubo gozo y convivencia entre los funcionarios del gobierno local y los protagonistas de ese fenómeno cultural y popular que propicia "la cohesión social y promueve el disfrute de la vida".
El acto protocolario, efectuado en el Museo de la Ciudad de México, se organizó luego de la publicación del decreto y su entrada en vigor, el cual estuvo encabezado por Martí Batres Guadarrama, jefe de gobierno de la capital, y Claudia Curiel de Icaza, titular de la Secretaría de Cultura local, así como la investigadora y gestora Mariana Delgado; Andrés Morales, representante de la Unesco en México, y Jorge Muciño, director de Gestión Institucional y Cooperación Cultural.
A la ceremonia acudieron grupos, colectivos, promotores y clubes de baile, que forman parte de los más de 10 mil sonideros que integran ese movimiento, "que nació en los barrios para el disfrute de la clase trabajadora, que se ha hecho multitudinario y convertido en fenómeno".
Interacción con el público
Batres Guadarrama dio lectura oficial a la declaratoria, tras subrayar la importancia de "la centralidad de la cultura, que es la vida". Y enfatizó: "en el caso de la cultura sonidera tiene varias características importantes como la convergencia de estilos musicales; que engloba aspectos de diversas manifestaciones artísticas, como la música, el baile, la iluminación, la fiesta en las calles y existe una interacción entre los sonideros y el público; no es un relación impersonal, sino el sonidero platica con quienes bailan".
El sonidero, precisó el jefe de gobierno, "es parte de la fiesta, anima y la narra; la cultura sonidera es organizada, los sonideros tienen sus identidades y hay un amor por la identidad de cada uno, lo cual le da entusiasmo a sus actividades; además se interceptan con la gráfica popular y tienen punto de contacto con el grafiti más avanzado; también innovan en la tecnología e iluminación y son una expresión cultural auténticamente popular, de gran raíz, surgida en el corazón del barrio, son un fenómeno único".
Curiel de Icaza, comentó que, finalmente, tras un arduo proceso, la declaratoria se concretó el pasado viernes con su publicación en la Gaceta. Agregó que continúan trabajando en el plan de desarrollo de salvaguardia. Asimismo, refrendó que se volverá a organizar la Noche de Primavera con el baile y maratón sonidero en el Zócalo capitalino, que convocará a más de 100 mil asistentes.
Morales destacó: "queremos felicitar a la Ciudad de México y a su gobierno por declarar patrimonio cultural inmaterial a la cultura sonidera, pues sabemos que surge del propio interés; es un movimiento que tiene un relevo generacional, se recrea de forma constante en los barrios y colonias populares, que dicho de paso, son la gran mayoría; además, difunde un sentimiento de pertenencia, unidad y orgullo a quienes forman parte de él y tiene presencia en otros países".
Es una comunidad "que ha tenido un importante proceso de reconocimiento y apertura a grupos de mujeres sonideras; hoy son ellas la punta de lanza y tienen un papel como catalizadoras de la justicia social en la ciudad", añadió.
Morales subrayó: "es el momento preciso para señalar el apoyo que da la Unesco a la Ciudad de México para seguir trabajando en el plan de desarrollo de salvaguardia".
Lucha de décadas
Por su parte, Delgado, tras ser ovacionada por los asistentes sonideros, expresó: "son muchos los esfuerzos que han abonado a la visibilidad, legitimidad, reconocimiento y participación del movimiento sonidero en la esfera pública. El mérito es de la familia sonidera que ha luchado durante décadas, a través de generaciones, para defender el baile en los espacios públicos, que es esencial para la vida, haciendo grandes sacrificios y sorteando, a veces, enormes dificultades, como la pandemia que acabamos de pasar; además, ha confrontado en cada paso los estigmas y la discriminación predominante".
Luego del acto protocolario, el festejo estalló y comenzó el baile al ritmo de la cumbia, Batres Guadarrama y Curiel de Icaza le dieron brillo al piso con los felices representantes del movimiento sonidero; incluso, al jefe de gobierno le hicieron una rueda y ahí sacó a relucir sus mejores pasos, los cuales aprendió hace casi cuatro décadas.
Marisol Mendoza, del colectivo Musas Sonideras, expresó: "Quisiéramos que vinieran muchas cosas buenas, sobre todo beneficios; ahora estamos muy contentas porque somos tomadas en cuenta; hoy hubo 400 sonideros y menos de una docena de sonideras; representamos menos de uno por ciento, y somos un grupo de 50 mujeres entre la ciudad, los estados y Estados Unidos".
Conocida como Musa Mayor, puntualizó: "tenemos mucha esperanza de que haya beneficios y la inclusión sea una realidad. Hoy vi la diversidad, las infancias sonideras, los adolescentes y la comunidad LGBT, que también está del otro lado de las cabinas".