Ankara, Turquía. Aviones de combate turcos atacaron lugares que se cree que son utilizados por una milicia kurda respaldada por Estados Unidos en el norte de Siria, luego que las fuerzas armadas estadounidenses derribaron un dron armado turco que se acercó a menos de 500 metros de soldados estadunidenses, informaron las autoridades el viernes.
Aviones turcos llevaron a cabo ataques en contra de alrededor de 30 instalaciones en las regiones de Tal Rifat, Jazeera y Derik, destruyendo cuevas, bunkers, albergues y depósitos, indicó el Ministerio de Defensa de Turquía en un comunicado.
Ankara afirmó que esos sitios eran utilizados por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) —una organización designada como grupo terrorista responsable de una insurgencia en Turquía desde hace varias décadas— y aliados de una milicia kurda en Siria conocida com las Unidades de Protección Popular (YPG).
El YPG es parte de las fuerzas sirias encabezadas por los kurdos —conocidas como las Fuerzas Democráticas Sirias— que cuentan con el respaldo de Estados Unidos. Los combatientes sirios kurdos han sido aliados cercanos de Washington en contra de extremistas del grupo Estado Islámico.
Turquía ha estado realizando ataques contra objetivos turcos en Irak y Siria luego de un atentado suicida la mañana del domingo en el exterior de las instalaciones del Ministerio del Interior en la capital, Ankara.
El PKK se adjudicó el ataque en que uno de los perpetradores detonó el dispositivo explosivo que llevaba y el otro sospechoso fue abatido en un tiroteo con la policía. Dos agentes de policía resultaron heridos.
El ministro de Asuntos Exteriores turco Hakan Fidan dijo que los dos agresores habían llegado al país procedentes de Siria, en donde habían recibido adiestramiento. Advirtió que las posiciones del PKK y las YPG en Siria e Irak ahora son blancos legítimos.
Las autoridades kurdas en el noreste de Siria dijeron que el bombardeo turco mató a 15 personas, entre ellos ocho civiles, y dejó varios heridos.
Las Fuerzas Democráticas Sirias, respaldadas por Estados Unidos y lideradas por los kurdos en el noreste de Siria, negaron cualquier conexión con el ataque de Ankara y acusaron a Turquía de utilizar el incidente como pretexto para una nueva incursión militar.