Al Fondo Monetario Internacional le urge –al igual que a tantos otros organismos dedicados a adivinar
el futuro– cambiar su ya destartalada bola de cristal, porque de su apocalíptico vaticinio
de principios de año (en 2023, la economía mexicana a duras penas avanzará 1.7 por ciento) ha pasado a un pronóstico
por demás alentador (ahora avanzaría 3.2 por ciento en igual periodo), que casi duplica el original.
¿Será que tal artefacto de plano ya es inútil y cuanto antes debe modernizarlo para mejorar sus videncias
o que el organismo debe abstenerse de presionar a las naciones por medio de su permanente chantaje y sus apocalípticas lecturas
sobre la realidad
y el futuro
de un país u otro, siempre con la obligación
de que realicen más y más
reformas neoliberales?
El FMI estrenó año con un reporte sobre la economía mexicana, en el cual consideró que debido a la inesperada resiliencia de la demanda interna y a un crecimiento mayor de lo previsto en las economías de sus principales socios comerciales, mejoramos la perspectiva de crecimiento para México en 2023
, pero de inmediato sacó el cobre: para 2024 habrá caída, es decir, pronosticó lo mismo que en el inicio de 2022 y 2021. El organismo aumentó de 1.2 a 1.7 por ciento el estimado de crecimiento para el presente año, al tiempo que pasó de 1.8 a 1.6 por ciento el del próximo, en línea con una desaceleración de la economía global
( La Jornada, Dora Villanueva).
En 2022, la economía mexicana registró un crecimiento cercano a 3 por ciento, en términos reales, y 4.7 por ciento en 2021, algo que ni de lejos consideraron los apocalípticos videntes del FMI, sabedores, según ellos, de que lo que revela su bola de cristal es inobjetable. Y a esta corriente fanática se suman los demás organismos internacionales y no pocos nacionales, que siguen a pie juntillas el credo fondomonetarista.
Eso fue en enero pasado, pero algo debió suceder con esa destartalada bola de cristal, porque ahora el FMI asegura que la economía mexicana atraviesa una expansión amplia, impulsada por un consumo e inversión privada sólidos y por la fortaleza en sectores como los servicios, la construcción y la producción de automóviles, lo cual ha llevado a que el desempleo se encuentre en niveles mínimos históricos y la ocupación en la manufactura en un nivel récord. El organismo calificó de encomiable que las autoridades hayan mantenido bajo control la deuda pública y consideró que la política monetaria del banco central está correctamente enfocada en reducir la inflación
(ídem). Por ello, detalla, aumentó de 2.6 a 3.2 por ciento las perspectivas de crecimiento del país para este año. Entonces, ¿dónde quedó su apocalíptica visión
de que, si bien iba, México crecería 1.7 por ciento en 2023?
Muy a su pesar, el organismo no puede ocultar que la economía mexicana registra buen comportamiento en prácticamente todos sus indicadores, pero le cuesta evitar su tradicional chantaje de que ahora vas bien, ¡pero el año que viene, quién sabe!; ¡debes seguir por el camino de las reformas estructurales!
, es decir, las mismas que hundieron al país con el fin de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
Por ello, ante el renovado optimismo
de sus videntes
, el FMI de nueva cuenta saca el cobre: ¡cuidado!, que en 2024 ahora sí vendrá la desaceleración (lo mismo dijo a finales de 2022), porque son más los riesgos que podrían presionar a la baja, entre ellos un aumento en la aversión global al riesgo, el incremento de tasas en las economías avanzadas o retrasos en la puesta en marcha de proyectos de infraestructura clave para el país, que pesarían sobre la producción
.
Ante tal panorama, el organismo financiero urgió
al gobierno mexicano a que lleve a cabo reformas
y más reformas
con el fin, dice, de capitalizar su potencial y competir con otros lugares de producción; se requiere que México realice una serie de reformas que atiendan aspectos estructurales, como el fomentar la participación femenina en la fuerza laboral, fortalecer la gobernanza, mejorar la infraestructura pública y promover la profundización financiera; al tiempo que se siguen aplicando políticas macroeconómicas prudentes
(obviamente bajo su muy neoliberal lectura). Y en 36 años de neoliberalismo, esa prudencia
hundió al país.
Las rebanadas del pastel
La UNAM citó a Xóchitl Gálvez por su plagio para titularse por experiencia profesional
. Y Lady Gelatinas ya sabe qué responderá: “en mi próximo plagio no me voy a pendejiar”.
Twitter: @cafevega