El intento de impedir la migración es lo que ocasiona el problema en las fronteras, las cuales se han convertido en un lugar explosivo e interesante, donde se demuestra con mucha fuerza la naturaleza de los seres humanos, consideró la narradora y periodista Yael Weiss, a propósito de su libro Los muros del aire y otras crónicas de frontera.
La narradora explicó en entrevista con La Jornada que el centro de sus relatos, publicados por Debate, son personas empobrecidas a quienes “nadie quiere en ningún lugar porque no han tenido los privilegios o lo que hoy se considera ventajoso como educación, lenguas, etcétera.
Escogí a estos migrantes y no a otros, por ejemplo, a los universitarios y ricos, porque son los que van a pie y a los que no quieren dejar pasar. Ahí es donde la situación empieza a crear fricciones y se vuelve un problema. Los estados consideran que no pueden manejar a estas personas, porque destruyen su orden y no las necesitan o no las quieren. No son valorizados de ninguna manera.
Weiss (Ciudad de México, 1977) lamentó que se estén construyendo muros para impedir el paso de los migrantes, lo que resulta en una especie de represas de agua que concentra mucha fuerza en las fronteras, porque no se deja fluir lo que naturalmente fluye
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Con la imagen de la represa, continuó la escritora, “quisiera mostrar que hay una pared y muchísima energía que debería seguir su curso y no puede. Se crea así un caldo de cultivo muy efervescente y explosivo. Por eso, todo el tiempo hay pequeñas explosiones, lo que lo hace un lugar preocupante.
En la frontera están sucediendo muchas cosas y no son sólo los migrantes, sino todo lo que se crea alrededor: el coyotaje, la policía migratoria, las estructuras armadas, los voluntarios, y encima de eso hay mercancía que cruza y negocios ilegales.
El texto de Weiss se desarrolla desde noviembre de 2018 hasta julio de 2021. Fueron casi tres años en los que la autora realizó viajes a urbes fronterizas como Ciudad Hidalgo, Ciudad Juárez, Tenosique, Tijuana y Reynosa.
Relató que sus recorridos fueron en calidad de escritora y con la sensibilidad que una desarrolla para ver en la sicología de las personas y sus gestos, así como describir lo que estaba sucediendo en un momento irrepetible, porque la situación cambia todo el tiempo. Quiero que los lectores entren en este espacio como si hubieran venido conmigo y conozcan a estas personas, cómo se vive y qué se siente
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Para ella ese lugar representó el cuento de la realidad. Había personajes, estaban sucediendo cosas, la interacción entre las personas demostraba muchísimo de lo que somos los seres humanos: nuestros miedos, enojos, esperanzas e ideas
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La cronista añadió que reportó lo que vio, entre esto que las personas migrantes “no pueden encerrarse en un estereotipo. Todos tienen un pasado y un anhelo distinto. Hay quienes van a Estados Unidos sin conocerlo porque quieren empezar una nueva vida; quienes van empujados por la violencia o porque se rebelan ante la situación de pobreza a la que parecen condenados.
Hay quienes van con hijos porque quieren que conozcan otra tierra; hay quienes no van con sus hijos porque no quieren exponerlos y prefieren ir a ganar dinero para enviarlo a casa; quienes sólo van de manera temporal; quienes van buscando a sus familiares, quizá son personas de la tercera edad.
Yael Weiss compartió la paradoja de que la migración, que sobre todo es movimiento, incluye muchísima espera para poder cruzar, avanzar, de que llegue el momento propicio, la persona adecuada. La gente está esperando todo el tiempo y no puede fluir rápidamente hacia su destino
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Relató que el título de su libro se refiere a los muros invisibles que atraviesan las personas. El primero es el de la pobreza, que se traduce en la carencia de recursos para comprar un boleto de avión y del derecho de moverse libremente, incluso en sus países. “Algunos hondureños me comentaron que cuando empiezan a llegar hacia el norte de su nación, los detienen. Aquí en México, igual. Si quieres tomar un avión de Tapachula a la Ciudad de México tienes que pasar por Migración.
“El hecho de que decidan confrontar estos obstáculos y crucen la frontera para mí son los muros de aire. No están ahí, pero sí hay una opresión para que no se muevan porque ‘no los queremos en ningún otro lugar’. Ya cuando llegan al muro de Estados Unidos, que es de concreto, ya atravesaron muchos otros muros.”