Ginebra. El sector privado está “desesperado” por contratar migrantes para cubrir el déficit de trabajadores, especialmente en Occidente, afirmó el lunes la nueva jefa de la agencia de Naciones Unidas sobre migraciones, que intentó alejar el debate de la reticencia y la suspicacia hacia los migrantes en muchos lugares del mundo.
Amy Pope, la primera mujer en liderar la Organización Internacional para las Migraciones, intentó recalcar los beneficios económicos de la inmigración para los países ricos con poblaciones envejecidas y fuerzas de trabajo menguantes, ante la actitud de “construyan el muro” en Estados Unidos que aspira a bloquear a los migrantes de América Latina y los movimientos de ultraderecha europeos que quieren mantener fuera a los extranjeros.
“Escuchamos del (...) sector privado en todo el mundo, pero especialmente en Europa y Norteamérica, que están desesperados porque la migración cubra las necesidades de su propio mercado de trabajo y para continuar impulsando la innovación en sus propias compañías”, dijo a la prensa Pope, que es estadounidense.
Hay pruebas “bastante abrumadoras” de que la inmigración beneficia a las economías al cubrir empleos, incrementar la innovación o “impulsar la renovación o revitalización de comunidades envejecidas”, afirmó.
“En total, la migración es un beneficio”, añadió.
Los gobiernos que se abren a la inmigración a menudo lo hacen corriendo un riesgo político. El gobierno de Joe Biden, que apoyó con firmeza la candidatura de Pope al puesto, concedió hace poco permisos de trabajo a casi 500 mil venezolanos, cuyo país de origen ha sufrido una crisis económica y política en los últimos años, para ayudarles a trabajar, pagar impuestos y dejar de ser una carga para las finanzas públicas en Estados Unidos.