Ciudad de México. Los héroes necesitan malos ratos para probar de qué están hechos. En un clásico capitalino que retrató una imagen retro de la pasión por el futbol, con aficionados agotando boletos en pocas horas y desmanes en las puertas de entrada, el uruguayo Jonathan Rodríguez consiguió el gol que necesitaba el América para vencer 1-0 a Pumas en un rebosante estadio Azteca con 62 mil 707 personas.
El peso que tiene este partido es algo que sigue creciendo desde los años 70, cuando tuvo sus raíces. Un fenómeno asociado con el futbol, pero sobre todo con la enorme penetración de ambos clubes en los sectores más populares. Un buen o mal resultado representa el lugar del otro durante los días siguientes, las bromas activas y el estupor de los memes en redes sociales. Todo es parte de la misma cultura.
Al ser una noche de alto riesgo, los policías se hicieron sentir en los alrededores del Azteca. Según datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, cerca de tres mil elementos estuvieron a cargo del ingreso y salida de los aficionados tras un pedido de paz que fue lanzado días antes por la Liga.
A pesar de los esfuerzos, integrantes de La Monumental pegaron sobre las bardas del estacionamiento una serie de carteles con un maltratado logo deportivo de Pumas y la leyenda “#NoEsUnClásico ¡No son grandes! ¡son un mito!”.
Ante la ausencia de un control más eficaz, muchos de ellos entraron sin registro en el sistema de Fan ID y se apropiaron de espacios destinados al público general, dando un portazo minutos antes del encuentro.
Como la justicia en el futbol no puede ser perfecta, el árbitro Víctor Alfonso Cáceres ejerció un papel mucho más significativo: jugar a cumplir la ley. Se sirvió de reglas para desempeñar su oficio, pero muchas veces falló y corrigió gracias al VAR, como en el gol anulado a los 11 minutos a Henry Martín, capitán de las Águilas, por golpear en su remate la cabeza de Pablo Monroy. En el penal otorgado a Rodríguez, ni la tecnología pudo salvarlo.
Mientras en las tribunas visitantes levantaba la humareda de un olor a marihuana, en la cancha Leo Suárez estrellaba su remate en el poste tras una mala salida de Julio González. “¡El puma no tiene mujer, el puma no tiene marido, pero tiene un hijo p… que se viste de amarillo!”, cantaban los miles de seguidores auriazules, convencidos de que su participación era decisiva.
Pero la pasión también se alimenta del dolor. Una presunta falta sobre El Cabecita, en un achique del arquero Julio González, derivó en la segunda revisión del VAR y un penal para el América. El uruguayo falló desde los once pasos, pero en el rebote se anticipó a sus adversarios para rematar el gol de la victoria con la frente.
Líder absoluto en la Liga, el América cerró así un círculo triunfal de clásicos en la era de André Jardine. Ni Chivas ni Cruz Azul, como tampoco Pumas, pudieron frenarlo. En medio de la bronca por el resultado, Mohamed y su cuerpo técnico se volcaron sobre el silbante tras el silbatazo final.
“El árbitro vino al Azteca a obedecer órdenes”: Mohamed
Antonio Mohamed, técnico de Pumas, consideró que la derrota en el clásico capitalino ante América estuvo marcado por decisiones del árbitro Víctor Alfonso Cáceres. “Estuvimos ahí, pero un detalle arbitral cambió el resultado”, dijo el argentino sobre la presunta falta del arquero Luis Ángel Malagón sobre Jonathan Rodríguez, que derivó en el gol de la victoria.
“No voy a hablar del árbitro. Él obedece, vino a obedecer órdenes. Nos hemos ganado un respeto en los cuatro meses que llevamos trabajando. Hoy el América nos jugó al contragolpe, metió a todos atrás. Tal vez cambió la historia del club”, ironizó Mohamed en conferencia de prensa.
Sobre ese último punto, mucho más futbolístico y relacionado con la estrategia, El Turco reconoció que esperaban un rival más agresivo, como demandan los partidos de gran rivalidad. “Pero cuando se pierde hay que masticar la derrota, prepararse mejor y sacar lo mejor de este aprendizaje”, agregó.
Por su parte, el brasileño André Jardine resaltó el compromiso que han mostrado sus jugadores para ganar los tres clásicos en la fase regular ante Chivas, Cruz Azul y los felinos.
“La forma en la que están jugando todo el partido me encanta. Es un grupo bastante humilde. No les falta actitud, entrega ni compromiso. Ganar un clásico es especial, hacerlo en los tres con el América es más grande. Seguiremos enfocados, con los pies sobre la tierra”, señaló sin querer asumir a su equipo como el mejor de la Liga Mx.