París. El diseñador Jonathan Anderson mostró este viernes en París su capacidad de reinterpretar el extenso catálogo de la marca española Loewe, con la que cumple este mes una década de colaboración, y proyectarse hacia el futuro.
Adepto a las colaboraciones artísticas, el creador norirlandés volvió a apelar a las esculturas de la estadounidense Lynda Beglis para decorar el desfile, celebrado en el castillo de Vincennes, en las afueras de la capital francesa.
De entrada, un enorme jerséi rebeca de lana gruesa gris, sin mangas, con grandes botones de dorados, reinterpretado en color rojo o negro.
Y luego, una joven delgada con pantalones extremadamente ajustados casi hasta la pechera, que recuerdan al vestuario de un rejoneador.
Loewe es una marca de lujo española (actualmente integrada en el grupo francés LVMH) que hizo de la peletería y los artículos de hípica y caballería su especialidad durante generaciones.
“Tengo la sensación que ha sido como un viaje de diez años”, explicó Anderson a la prensa al resumir su colaboración con la marca.
“Y lo que he disfrutado en este proceso es cómo creas una actitud dentro de una marca. Creo que he llegado a un punto donde entiendo esa actitud, con los bolsos, con las colecciones femeninas, masculinas”, añadió.
Anderson ha ido puliendo las fronteras entre géneros y sus desfiles acostumbran a ser unisex.
El cuero sigue siendo el DNA de Loewe, pero Anderson aprendió a jugar con él, como en un largo abrigo a juego con un enorme bolso. Como si fuera un descuido, una de las lenguas del abrigo va metida dentro del bolso, dejando al descubierto el trasero de la modelo.
Para cerrar el desfile exhibió un recurso ya utilizado en colecciones masculinas: una enorme aguja dorada, que cierra como un broche la parte delantera de un vestido de gala de blanco marfil.
Anderson se crió en parte en Ibiza, donde pasó largas temporadas en una casa de sus padres.
“En cierta manera, creo que eso es lo que amo de España: que tiene algo muy auténtico. No hay casa de lujo. Así que es como (si tuviera) una especie de responsabilidad”, razonó.
- Capturar lo que no tiene forma -
El japonés Issey Miyake también gusta de desfilar en París con la colaboración de artistas, pero en su caso son coreografías con compañías de danza, para las que ha diseñado ropa en numerosas ocasiones.
Su vestuario para la primavera/verano de 2024 se basa en hombreras exageradas, grandes volúmenes, y luego vestidos ajustados, plisados o anudados.
El nombre de su colección es “Capturar lo que no tiene forma”.
- La depresión primaveral -
Miyake persigue la luz y el movimiento con colores generosos, mientras que Henry Levy, diseñador de la marca Enfants Riches Deprimés (“Niños ricos deprimidos”), basada en Los Angeles, cultiva el lado oscuro.
Sus creaciones atraen a estrellas del rock como Courtney Love, que asistió a su desfile en el Oratorio de París, junto a actores como Jared Leto.
Entre gótico y punk, su propuesta se nutre de toda la iconografía estadounidense: chalecos superpuestos sobre camisas extralargas o extracortas, botas de cowboy (con calcetines extralargos que sobresalen).
Cazadoras de cuero negras o blancas, abundancia de bisutería, cruces estampadas en la espalda.
Pero también sabe incursionar en los trajes masculinos, para ella o para él, perfectamente cortados, de lana, con broches que tuercen el tejido.
Y un abrigo de grandes volúmenes de seda estampada y tonos aguamarinos, un tejido que el creador ganó en una subasta y con el que cerró el show.
“La primavera es una temporada aun más difícil si cabe para, tengo que sobrepasarme”, reconoció Levy en entrevista con la Afp.