LA AUSENCIA DEL presidente López Obrador en la reunión con familiares y defensores del caso de los 43 auguraba que no habría un significativo paso adelante en las investigaciones (de haberse contado con algo relevante a informar, seguramente se habría hecho ante o mediante la voz presidencial).
PERO EL ABOGADO Vidulfo Rosales reportó, a la salida de esa sesión presidida por la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y el subsecretario Alejandro Encinas, que se había producido un retroceso, con una narrativa gubernamental parecida a la “verdad histórica” urdida por el entonces ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, y el ex procurador de Justicia Jesús Murillo Karam. Según lo dicho por Rosales, se volvió al intento de criminalizar a los estudiantes, arguyendo que estaban infiltrados por el crimen organizado, y se reiteró la pretensión de excluir a la élite del aparato policiaco, militar y político de la responsabilidad de lo sucedido, fijando el foco del asunto en planos locales, en autoridades menores y en bandos delictivos regionales.
A NUEVE AÑOS de la tragedia de Iguala siguen sin esclarecerse los puntos fundamentales, como es el destino final de los cuerpos, en el entendido de que fallecieron, y la responsabilidad de las más altas autoridades federales (Peña Nieto y su secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, entre otros). El poder militar sigue condicionando al civil y logra mantener en la impunidad a los niveles más altos del entramado de complicidades que operó aquel crimen, que lo trató de minimizar, primero, y luego lo buscó atenuar mediante la citada “verdad”, y que se niega a entregar concretos documentos probatorios de lo que aconteció en aquella fecha que sigue siendo una herida abierta nacional.
EN OTRO TEMA, no es poca cosa que dos de los tres coordinadores de campaña nacional de Claudia Sheinbaum señalen que no hay condiciones creíbles de competencia genuina por la candidatura de Morena al gobierno de la capital.
GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA y Ricardo Monreal así lo han planteado, con diferentes fraseos, pero coincidiendo en lo esencial; es decir, en que todo está predeterminado para que se dé como triunfador a Omar García Harfuch. El primero lo ha dicho con palabras severas: hay “dados cargados”, y no quiere participar en algo que replique lo vivido en la contienda por la coordinación nacional; no hará el papel de Marcelo Ebrard si desde ahora ve lo que se orquesta en lo capitalino. Extendió la crítica a los ocho estados donde también habrá designación de candidatos: “los consejos estatales (de Morena) están dominados por los gobernadores de nuestro movimiento y ahí puede haber cosas incorrectas”.
MONREAL HIZO SIMILAR descalificación de la “encuesta” por venir, al anunciar más de 10 días atrás que no participaría en esa contienda previamente definida para un “cercano” a Sheinbaum. El zacatecano aseguró que así como en el proceso nacional hubo favoritismo en “las alturas”, ahora lo había para el caso capitalino (https://goo.su/1VL0ut). El tercer coordinador de campaña de Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández, ni siquiera ha fijado postura en este tema, como no lo ha hecho en ningún otro (salvo su reciente cumpleaños), ausente por sistema de todo acto claudista desde que le fue entregada la constancia de triunfo en la coordinación nacional de la 4T.
POR LO PRONTO, hay tres propuestas para la Ciudad de México: el favorito del bastón de mando, Omar García Harfuch; el buscador de reintegro legislativo, Hugo López-Gatell, y la eventualmente inconforme Clara Brugada. Faltaba, a la hora de cerrar la presente columna, la decisión de Mario Delgado, a quien no le habían resuelto su futuro: seguir al frente de Morena, tal vez incluso como coordinador de la campaña claudista, o renunciar para competir por el gobierno chilango, con lo cual dejaría libre el asiento que ansía el hasta ahora distante Adán Augusto. ¡Hasta mañana!