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Es momento de que una mujer encabece la UNAM

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La universidad tiene la responsabilidad de vincularse aún más con los grandes problemas de la sociedad, para así devolverle “una mejor versión de sí misma”, dice a ‘La Jornada’ Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de esa casa de estudios. Foto Luis Castillo
24 de septiembre de 2023 08:56

La Universidad Nacional Autónoma de México tiene la responsabilidad de vincularse todavía más con los grandes problemas de la sociedad, con el fin de devolverle una mejor versión de sí misma, formando a sus estudiantes en una atmósfera de respeto y cuidados mutuos, señaló la coordinadora de Humanidades de esta casa de estudios, Guadalupe Valencia García.

La socióloga e investigadora –una de las cinco mujeres que contienden por la Rectoría– afirmó en entrevista con La Jornada que, de llegar a ese cargo, trataría de negociar mayor presupuesto para la universidad y buscaría dialogar con el presidente de la República sobre temas de interés común, como el bienestar de los jóvenes.

Para la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores, el momento actual es propicio para que se designe por primera vez a una mujer como rectora de la UNAM, y no por cuota de género, sino por capacidades, trayectoria y experiencia.

Como parte de sus propuestas de trabajo, Valencia sugirió hacer un análisis caso por caso de la situación salarial de los profesores de asignatura, con el objetivo de mejorarla; apostar por la prevención en temas de violencia de género –sin dejar de lado las sanciones– y mejorar las formas de la democracia universitaria.

–¿Cómo ve el actual modelo de impartición de clases en la UNAM?

–Hay una enorme diversidad de maneras de dar clase, siempre bajo la libertad de cátedra, y creo que merecen ser revisadas las formas en que estamos ejerciendo la docencia para mejorarlas donde haya que hacerlo. Nos lo exige un mundo muy cambiante, que para chicos de educación media superior, por ejemplo, nos puede obligar a tener contenidos más dinámicos y participativos.

Que sea un aprender a aprender, como lo decía el ex rector Pablo González Casanova, y echar mano de lo que algunos llaman la inteligencia colectiva: la manera en que podemos aprender juntos, unos de otros, sin quitarle al docente la responsabilidad que tiene frente a grupo.

–¿Qué puede hacerse en el tema de los profesores de asignatura?

–Es una situación que debe ser considerada para mejorar su situación laboral. Estoy segura de que debemos hacerlo, pero antes de eso, realizar un diagnóstico facultad por facultad para ver cuál es la situación de este tipo de profesores, que son la mayoría: más de 20 mil.

Tenemos que dar salidas diversas, de acuerdo con lo que nos encontremos, y lo haremos muy rápido, porque tenemos diagnósticos, estadísticas, cifras y estudios sobre la UNAM.

–¿Será necesario negociar más presupuesto para la universidad o es suficiente el que se recibe actualmente?

–La universidad ha mantenido su presupuesto, pero sólo aparentemente, porque con la inflación se ha mermado un poco. Creo que hay que ir a la Cámara y negociar más recursos, porque es en beneficio de todos. Tenemos un interés común, que es la nación y los jóvenes, entonces hay que platicarlo e intentarlo.

–¿Cuál sería su relación con el gobierno federal y otros poderes?

–Si llegara a ser rectora, una de las primeras cosas que haría sería buscar al señor Presidente para entablar una muy buena conversación en torno a nuestro interés común, que son nuestros jóvenes. Estoy segura de que podríamos llegar a acuerdos muy favorables para todos: la universidad, el país y la sociedad.

La coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, propone “echar mano de la ‘inteligencia colectiva’: la manera en que podemos aprender juntos, unos de otros”. Foto Luis Castillo

–¿Debe la UNAM ser más tolerante a las críticas externas?

–A veces no difundimos tan ampliamente como debiéramos cuánto se cultiva aquí el pensamiento crítico y se investigan los grandes problemas sociales. Debemos comunicarnos mejor y encontrar los canales adecuados para decir lo que estamos haciendo, y se lo tenemos que decir a los gobiernos, al sector privado, a los campesinos, a los jóvenes. Tenemos que comunicar más y mejor.

–Por primera vez en México podría haber una presidente, ¿será también el momento en que haya una mujer rectora en la UNAM?

–Estimo que sí, es el momento, y no necesariamente por una cuota de género. Hay candidatas con proyecto claro, capacidades, trayectorias y experiencia para tomar las riendas de la universidad en el más alto cargo.

Las mujeres, además, podríamos incorporar otras dimensiones que muchos varones también pueden hacer, pero nosotras lo haríamos de manera especial: ciertas sensibilidades femeninas en las formas de gobernanza, de organización y gestión que pueden ser muy favorables.

–¿Le podría dar un giro distinto el que usted provenga del área de ciencias sociales y humanidades?

–Por supuesto que sí. Mi sello sería humanista, que instauremos un ethos universitario que se funde en gran medida en la ética de los cuidados colectivos y recíprocos. Abordar asuntos tan urgentes para su atención como todo tipo de violencias, la sustentabilidad y fenómenos que están dañando a la sociedad, como el racismo, el clasismo y la intolerancia.

La metáfora de que la UNAM es el espejo de la nación nos debe servir para proponer que –y es su responsabilidad– regresar a la nación una mejor versión de sí misma. Pero no por arte de magia, sino porque se construya un modelo ejemplar para la sociedad, basado en la ética, el cuidado mutuo y la solidaridad.

–¿La UNAM ha dejado de vincularse con la solución de los problemas sociales? Porque esa es una de las críticas que se le han hecho...

–Creo que podemos vincularnos mucho más y a eso nos encaminaremos si llego a la Rectoría. Pero desde luego estamos vinculados de muchas maneras: por la vía del servicio social –que debe ser reimpulsado y revalorado–, las prácticas profesionales, las clínicas de atención médica, las campañas de alfabetización. Pero podemos ir mucho más allá.

–¿Qué haría usted en materia de violencia de género?

–En estos últimos años de la gestión del rector Enrique Graue se dieron pasos muy importantes, como el protocolo de atención en la materia, la creación de la coordinación en este tema y la instalación de los comités de género en cada entidad, pero creo que se puede mirar creativamente de qué otras formas podemos avanzar más.

Yo estudiaría la posibilidad de que la coordinación pase a ser una secretaría, con mayores alcances y atribuciones; comunicar mejor cuántas denuncias hemos atendido y cuántos profesores, investigadores o estudiantes han sido castigados, y revisar la oferta de sanciones, porque a veces parece que no hay medianía entre dejar sin salario ocho días a un profesor o trabajador y rescindirlo.

Pero, sobre todo, tendríamos que hacer una titánica labor pedagógica preventiva, con talleres participativos y materias transversales que ya están en la UNAM, en temas de género y de interculturalidad. La sanción debe seguir existiendo, pero hay que apostarle más a la prevención.

–¿Estaría a favor de revisar cómo se toman las decisiones dentro de la universidad?

–Podemos hacer revisiones para mejorar algo que yo defiendo. Parto de la defensa de las formas de la democracia universitaria, sabiendo que son perfectibles. Tenemos que mejorar este sistema para que los órganos colegiados, como el Consejo Universitario, tengan un mayor nivel de legitimidad y mejorar nuestras formas democráticas.

–¿La UNAM puede crecer más?

–Creo que no pueden ingresar 200 mil estudiantes más cada año, definitivamente. La UNAM puede mantener el aumento en el ingreso como lo ha venido haciendo. Podemos buscar ampliar la matrícula de algunas carreras mediante la educación híbrida, en línea y a distancia, hasta donde nos sea posible, y aliarnos con gobiernos estatales para organizar un nuevo modelo de bachillerato de humanidades, artes y tecnología, con el sello y la supervisión de la UNAM, a la manera de las escuelas incorporadas.

 
 

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