La obra de Boris Viskin, Alfonso Mena y Miguel Castro Leñero, más allá de ser sólo pictórica, no tiene mucho, o nada, en común. Incluso, se podría decir que sus propuestas son casi contradictorias ya que van desde lo más abstracto hasta lo lúdico, con, quizá, con una mezcla de conceptualismo.
Estas divergencias son las que resultan atractivas y los han llevado a exhibir nuevamente juntos en Acapulco 62, espacio independiente en la colonia Santa María la Ribera. Cuando empezó el presente proyecto galerístico, en la colonia Roma, el trío exhibió con el título de Caballo sin nombre. Ahora, lo hacen como Mundo intermediario, término tomado de un pensamiento de Paul Klee que les gustó mucho: A menudo digo que los mundos se abren y se abren sin cesar en nosotros, mundos que pertenecen a la naturaleza, pero que no son visibles para todos... Lo llamo el mundo intermedio, porque lo siento presente entre los mundos que nuestros sentidos pueden percibir externamente, y porque internamente puedo asimilarlo lo suficientemente bien como para poder proyectarlo fuera de mí en forma simbólica
.
La calidad, dice Viskin (CDMX, 1960), no siempre tiene que estar ligada a tu propio mundo, sino al espacio interior de cada quien, algo que respetamos
. Sobre su discurso
manifiesto en la obra expuesta, son trabajos más personales que tienen que ver con elementos, ya sean religiosos, místicos o filosóficos
, señala Viskin.
Una escultura domina el centro del espacio galerístico. Ula-Ula tiene que ver con la clásica pregunta, quién creó a quién. Si el hombre a Dios, o éste al hombre
. El cuadro Tefilín, llamado así por “ese objeto ‘raro’ que usan los judíos al rezar”, encierra una mezcolanza de conceptos y culturas. Su marco retoma una greca encontrada en un convento de Malinalco que, a su vez, se remite al cuero negro que da vueltas en el brazo y hace un embrollo, como un queso Oaxaca
.
Miguel Castro Leñero (Ciudad de México, 1956) asegura que no hay una teoría demasiada compleja en mi trabajo
. Los cuadros y las dos pequeñas esculturas que presenta versan sobre lo cotidiano y la idea de ofrecer una visión poética de lo que vivimos. Me gusta mucho cuando los artistas construyen y proponen imágenes nuevas”.
La sencillez de su obra es parte de su propuesta que “encierra la clásica frase ‘menos es más’ del arquitecto Mies van de Rohe. Hacer mínimas las cosas requiere de un esfuerzo de precisión, además me resulta muy contemporáneo. Mi trabajo también se relaciona mucho con el diseño que ha adquirido una preponderancia muy grande para mi; trato de hacer imágenes potentes.
Vivimos en un mundo lleno de imágenes, formas, sin embargo, a veces los artistas nos quedamos con una respuesta muy pobre en relación a lo que propone el mundo.
Desde hace una década Castro Leñero incursionó en la escultura que combina una carga infantil y prehispánica, a la vez.
Los cuadros de Alfonso Mena (CDMX, 1961) parten de conceptos filosóficos de Heidegger y Kant, con relación al espacio y cómo ordenarlo al usar la geometría. En su serie emplea el morado, color que le atrajo de cuadros de Francis Bacon. Reconoce que es un color muy difícil de utilizar porque a uno le remite a temas, incluso, religiosos
.
La exposición Mundo intermedio concluye este domingo en Acapulco 62 (Doctor Atl 217, colonia Santa María la Ribera).