Ciudad de México. Por las demostraciones que a su favor ha sentido, Hugo López-Gatell también quiere.
–¿Cómo ser candidato si se tejió la idea, si se acusó a López-Gatell del exceso de muertes que sucedieron durante la pandemia?
–El origen del odio es el pensamiento conservador que enarbolan ciertos partidos políticos agrupados en la derecha, los medios de comunicación corporativos que atienden los intereses de las grandes empresas nacionales y transnacionales que se vieron profundamente vulnerados por políticas públicas de salud y de otros temas que son la esencia de la transformación.
Pero López-Gatell tiene otro horizonte: ese pensamiento de odio no representa la sensibilidad, los sentimientos, el ideario del conjunto de la población, hay personas adineradas, medianamente adineradas, menos adineradas, hay empresarios en la Ciudad de México y el país que no están representados por esos medios corporativos y el discurso de odio
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–¿Qué tanto detonó su interés por gobernar la ciudad el episodio de la pandemia?
–Diría que más que detonador, fue el catalizador de mi decisión, durante la pandemia, como nunca antes en mi vida sentí la responsabilidad de proteger a la gente y poner mis capacidades a su servicio, así me di cuenta de que mi compromiso social abarcaba mucho más que una respuesta técnica o limitada a la salud. Comprendí ampliamente la desigualdad social y el sufrimiento social que ya conocía, la diferencia es que pude constatar mi capacidad para cambiar parte de esta realidad.
“La historia nos dio una oportunidad de entender el sentir de la gente y nos las dio en una situación trágica, muy difícil que todas y todos vivimos, inesperada hasta cierto punto y que abatió a todo mundo, al mundo entero. Fuimos identificando la vida cotidiana de las personas, si están empleadas o subempleadas o desempleadas, si tienen redes familiares o redes sociales, si tienen una vivienda digna, si progresan en términos económicos y sociales o no, eso que es el determinante fundamental de cómo se puede responder ante un embate como el del covid.
“Eso nos da una sensibilidad social que posiblemente no cualquiera puede tener, ver el sufrimiento humano, entenderlo y tener la responsabilidad directa de trabajar y mitigar ese sufrimiento, eso es una herramienta, y cuando me preguntan que con qué elementos contamos para gobernar, les digo que esto que le comento es un elemento que permite ver las necesidades y las oportunidades.
Hay una parte de mi preparación que es académica, que es formal, en mi caso he tenido el privilegio y la oportunidad de partir de las instituciones publicas educativas en México, en la UNAM y tuve el apoyo del Conacyt para hacer un doctorado en el extranjero y me preparé en el campo de la salud pública. En la salud pública confluye todo, porque salud pública es bienestar, salud es vida, salud es alimentación, medio ambiente, condiciones de trabajo, transporte, movilidad, todo lo que nos acontece, cultura incluso, desarrollo social y profesional. Cuando uno piensa desde la salud pública piensa en el todo.
–López-Gatell advierte que no es militante de ningún partido político, sin embargo, explica sus afinidades con Morena.
“Yo soy simpatizante de Morena en el sentido amplio, pero tuve la fortuna y el privilegio de conocer al presidente López Obrador en los años 90 cuando yo era un estudiante universitario. Tuvimos la oportunidad de dar servicio justo cuando venía el Éxodo por la Democracia que encabezaba López Obrador. Los que venían en el éxodo se aposentaron el Zócalo y ahí pusimos una estación de atención médica. Yo puse una vieja camioneta combi que tiene mi familia, la pusimos ahí y ése fue el consultorio. En la primera noche de servicio conocí a López Obrador y desde entonces me quedó muy claro que ésa era la vía en la que el movimiento que heredaba las mejores causas progresistas de la izquierda se convertiría en realidad, como lo demostró la historia.
Yo no nací necesariamente en una situación privilegiada, nací en una familia de clase media, pero tuve una herencia de familias que han sufrido distintas adversidades, dos formatos distintos, del lado de mi padre es una familia que emigró huyendo de la dictadura del franquismo y se desarrolló en México; del lado de mi madre vengo de una familia obrera, mi abuelo era obrero manufacturero en una fábrica de zapatos, mi abuela Aurora tenía que trabajar lavando ajeno y vendiendo productos para contribuir al ingreso familiar, es una familia extensa y numerosa; mi madre era enfermera, auxiliar de enfermera, ella afortunadamente todavía vive y se formó en el trabajo desde los 15. Todo esto te despierta una sensibilidad de lo social, cuando eso social se convierte en político es cuando cobra un sentido realista de la conciencia, de que se puede o se debe transformar la realidad. Conmigo empezó muy temprano alfabetizando, yo participé por tres años en campañas de alfabetización en Michoacán, en Puebla y conocí la realidad campesina de manera directa, y luego cuando fui a la universidad tuve la oportunidad de participar en el movimiento estudiantil por la defensa de la educación pública, de la educación gratuita, de una educación incluyente, ahí conocí a Claudia Sheinbaum.
–¿Es militante de Morena?
–Yo no soy militante, yo no soy militante –repite–, no he sido militante de ningún partido político a lo largo de mi vida, he tenido mis convicciones y creo que son más que obvias, son convicciones de justicia, de igualdad, de progreso, progreso incluyente, en sentido estricto son las convicciones del humanismo mexicano.
–Es usted de izquierda...
–Yo me considero una persona definitivamente de izquierda y la izquierda no es algo que sea simple de definir, la izquierda es la convicción de la justicia, de la inclusión, de la igualdad de oportunidadesy de capacidades y es la oportunidad de que las personas convivan fraternalmente en un espacio físico, en un espacio de recursos y que no peleen por atropellarse unos a otros.
–Fíjese que cuando uno habla de lo político habla de acuerdos, de formas para que avancen los ideales y se logren buenos gobiernos, ¿usted y Claudia Sheinbaum no tenían acuerdos, verdad?
–Eso fue una fabricación propagandística de la casa de enfrente, a mí me llama mucho la atención y quizá nadie sabe, o muy pocos, que Claudia y yo hablábamos al menos tres veces a la semana durante la pandemia, durante la fase más crítica de la pandemia, hablamos directo, no en oficinas, no a través de representantes, obviamente estábamos enlazados.
–Eso no quiere decir que se llevaran bien.
–No, si quiere decirlo porque justamente hablábamos para no pelearnos, al contrario, era para ponernos de acuerdo. Eso del pleito entre los dos fue una fabricación; a Claudia yo le tengo un enorme respeto y no sólo respeto, cariño, ahora mismo para tomar esta decisión, esta decisión de proponerme como precandidato a coordinador de los comités de transformación previamente lo consulté con ella y desde luego con mi jefe supremo, el Presidente. Fui primero con el Presidente, luego fui con Claudia y lo que les dije es que, con toda transparencia, me pongo al servicio con mis capacidades científicas, con mis capacidades técnicas, con la historia de mi gestión como subsecretario y al frente de la tragedia de la pandemia, les pregunté su opinión y la respuesta fue inmediata y fue positiva, por supuesto que eres un cuadro técnico, un cuadro científico y un cuadro político útil al movimiento, adelante, no hay ninguna ruptura, al contrario.