Washington y Nueva York. En la Organización de Naciones Unidas y su gira a Nueva York, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva consolidó su posición como un líder del sur global no alineado y democrático al exigir reformas de la organización multilateral, encabezar llamados por más acciones para abordar el cambio climático y la pobreza mundial, jalar a Estados Unidos a una coalición para defender derechos laborales al mismo tiempo que expresó su apoyo a la huelga del sindicato automotriz, todo mientras buscaba atraer mayor inversión internacional a su país.
“Brasil fue realmente un gran ganador en esta semana de la Asamblea General. Lo que deseaba lograr en la asamblea fue establecer, una vez más, que Brasil es un socio confiable, comprometido, multilateralista y democrático”, explicó el historiador Andre Pagliarini, profesor en el Hampden-Sydney College en Virginia y colaborador con el tanque pensante Quincy Institute for Responsible Statecraft en Washington.
“Estados Unidos ya no es todo poderoso como antes”, explicó y “Lula está insistiendo en defender el multilateralismo, de varias formas de gobernación internacional -y no sólo en torno a la ONU sino los BRICs, entre otros- no se deja encajonar”.
Rafael Ioris, profesor de Historia Latinoamericana y Política en la Universidad de Denver e investigador en el Washington Brazil Office está de acuerdo. “Brasil estará comandando Mercosur, el G20, el BRICs ampliado y ahora el Consejo de Seguridad, por lo tanto gozará de una plataforma enorme que puede usar para profundizar la tesis de reformar las instituciones que coordinan las dimensiones geopolíticas y económicas del mundo actual”, escribió en un análisis para el Office.
En entrevista con La Jornada, el analista brasileño-estadunidense Pagliarini señaló que se ha prestado mucha atención en los medios estos últimos meses al papel de Lula en la reunión de BRICs en agosto, su viaje a China, su rechazo a las presiones de Estados Unidos a brindar apoyo incondicional a Ucrania y más. Un objetivo del viaje a Nueva York, señaló, fue establecer con su contraparte estadunidense que hay muchas áreas en que pueden colaborar aun si existen las bien conocidas diferencias.
La propuesta de Lula al presidente Joe Biden para crear una alianza global para defender a sindicatos y los derechos laborales es un ejemplo de este esfuerzo. Ambos mandatarios se identifican como campeones de los trabajadores, y la nueva alianza que anunciaron en la ONU el miércoles expresó su mensaje compartido: “Las naciones del mundo hablaron sobre cambio climático, seguridad alimenticia, resiliencia económica. Sabemos que nuestro progreso sobre todos estos temas dependerá de los trabajadores”, declaró Biden en ese evento con Lula.
En la ONU, Lula también sostuvo reuniones con el director de la Oficina Mundial de Salud.
Su delegación, además de su canciller y ministro de Trabajo, incluyó a la ministra de Medio Ambiente Marina Silva y el Ministro de Hacienda Fernando Haddad.
Entre sus múlitples reuniones, Silva participó en la cumbre sobre cambio climático el miércoles, mientras Hadas se reunió con el gigantesco fondo de inversiones BlackRock y con la secretaria del Tesoro de Estados Unidos Janet Yellen.