Es la más joven de los 17 aspirantes a rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, desde hace seis años, Laura Acosta Torres es la cabeza de esta institución en el campus de León, Guanajuato, al haber sido designada directora en dos ocasiones por la Junta de Gobierno.
Tengo la experiencia necesaria y la visión de futuro para dirigir a la universidad
, aseveró la doctora en ciencias con mención honorífica, quien ve como una ventaja la experiencia que ha adquirido a su edad para estar en la Rectoría para el siguiente periodo 2023-2027.
Con 26 años dentro de la universidad, desde su ingreso como alumna hasta directora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, es una de las cinco mujeres que busca convertirse en la primera rectora en la historia de la UNAM.
En entrevista con La Jornada, la también integrante del comité editorial de la revista Entreciencias compartió el diagnóstico que hace de la institución, los desafíos apremiantes y la necesidad de una rehabilitación profunda en las instalaciones de facultades y planteles de bachillerato.
–¿Cuál es su diagnóstico de la UNAM?
–Somos una universidad formada por estudiantes, docentes, personal administrativo con un gran talento que, junto con una infraestructura impresionante en todas las áreas, puede crear proyectos de gran importancia social, científica y cultural que transforman a nuestro país. Pero hay que trabajar con un enfoque humanista; dar atención a las necesidades sicoemocionales de todas las personas que integran la comunidad universitaria, así como erradicar la violencia de género como un eje primordial para lograr una cultura de paz duradera.
–¿Cuáles serían los desafíos y los logros de la universidad?
–Nuestra universidad tiene una gran trayectoria. Es líder académico en el mundo por su productividad académica de investigación, de difusión del arte y la cultura. Es la número uno en nuestro país y eso nos llena de orgullo.
Como rezagos, es necesario conocer el estado de la salud emocional de nuestra comunidad universitaria, que seamos una universidad incluyente en su totalidad.
Hay que revisar necesidades urgentes de planteles de bachillerato y facultades de estudios superiores que requieren una atención profunda en la rehabilitación de sus instalaciones. Además, se debe fortalecer la estructura académica y administrativa de las ENES para consolidar sus actividades y concluir el equipamiento de sus instalaciones.
–¿Ser la más joven de los 17 aspirantes representa una ventaja o desventaja?
–Considero que es una ventaja. Tengo el nivel y la capacidad para ser aspirante. Soy directora desde hace seis años del campus de la UNAM en León y es una entidad multidisciplinaria que involucra licenciaturas y posgrados de disciplinas como las ciencias sociales, las humanidades, ciencias de la salud y la biotecnología, donde mi día a día es estar inmersa en diversos temas.
He transitado por diferentes escenarios de nuestra universidad, la conozco y tengo una visión de futuro para trabajar desde la Rectoría. Al estar a cargo de una sede externa he trabajado de la mano con el gobierno municipal y estatal, algo diferente a lo que pasa en las entidades de Ciudad Universitaria, donde tienen esa parte resuelta.
–¿Estar en un campus foráneo la aleja de la realidad de los planteles o la hace tener una visión más amplia de lo que implica la UNAM?
–Justo nos da esa fortaleza de tener que conocer todas las áreas de la universidad y resolver con nuestros propios medios para que los integrantes de nuestra comunidad tengan todo. Los integrantes de Ciudad Universitaria tienen resuelta la parte deportiva, de arte y cultura, y a nosotros nos toca construir todo.
Nos toca hacer enlaces para tener las actividades de manera cotidiana, así como buscar los recursos para hacerlo, porque no nos dan un presupuesto adicional para tener grandes cosas en infraestructura o en actividades; entonces, tenemos que ser muy innovadores; asumir esa responsabilidad con el financiamiento para ejercerlo de manera responsable y unificado.
–¿Qué la motivó a registrarse como aspirante?
–He vivido la universidad, desde hace 26 años, en diferentes ambientes: como alumna en la Facultad de Odontología, profesora de asignatura en la misma facultad, una estancia posdoctoral en el Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada en la ENES de Juriquilla, Querétaro, y luego como profesora de tiempo completo en la ENES León, donde obtuve un cargo de funcionaria coordinando el área de la salud y desde hace seis años como directora de este campus.
Tengo trayectoria profesional y liderazgo que me dan una visión global para potenciar las capacidades de innovación y conocimiento, así como lograr que seamos una universidad que trabaje por un futuro sostenible.
–¿Considera que hay democracia en la UNAM, sobre todo en estos procesos de sucesión?
–Sí, sin duda. Tenemos un sistema democrático para la toma de decisiones, aunque debe fortalecerse con mayor participación de alumnos, docentes, técnicos académicos y trabajadores donde se toman decisiones.
En la actualidad hay un ejercicio importante y la misma comunidad dice que quiere participar más y se pueden encontrar los mecanismos para tener una participación más amplia de todos.
Relación con la 4T
–¿La universidad tiene que mejorar la relación con la Cuarta Transformación?
–Es una relación compleja. La magnitud de nuestra universidad, de sus proyectos y de las necesidades hacen que encontremos apoyo en algunos sectores del gobierno y que puedan potenciar estos proyectos, pero en otros casos no se encuentra ese apoyo total.
Es importante mantener siempre relaciones sanas y mejorarlas para encontrar apoyos en los proyectos que son en beneficio de la sociedad.
–¿El gobierno federal busca intervenir en la elección del próximo rector?
–Yo esperaría que no. Debe imperar el respeto por la autonomía de nuestra universidad y que de manera prioritaria debe ser escuchada la voz de la comunidad universitaria.
–¿Cómo defender la autonomía ante injerencias externas que pudieran influir?
–Con la participación de los universitarios. Justo la autonomía habla de esta libertad que la universidad tiene en cómo decide ejercer la docencia, la investigación, la difusión del arte y de la cultura.
Todos los integrantes de la universidad debemos defender su autonomía, decir cómo deben ser las formas de actuar para la enseñanza y para todas las acciones que tenemos y no dejar que agentes externos se involucren. Finalmente, somos nosotros los que vivimos la universidad.