Ciudad de México. Poco antes de las once de la noche y de la penúltima ceremonia a cargo de Andrés Manuel López Obrador, el grito comenzó como un murmullo: “Es un honor estar con Obrador”, y se extendió por la plaza mayor, detrás de las vallas resguardadas por militares vestidos de paisano.
El presidente apareció puntual en el balcón, lanzó los “vivas” de rigor y añadió una arenga: “¡Que vivan nuestros hermanos migrantes!”
Además de los héroes de la independencia y los anónimos, el presidente lanzó “vivas” a la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la soberanía y la fraternidad universal.
Como ya es (su) costumbre agregó varios “mueras” que fueron coreados de manera entusiasta por la multitud: a la corrupción, la avaricia, el racismo y la discriminación.
Abajo, la primera porción frente al Palacio Nacional fue ocupada por personas que pudieron ingresar a esa zona con un brazalete blanco. Trozos de esa sección nunca se llenaron, pero ese hecho no hizo disminuir el entusiasmo con el que los asistentes atendieron las presidenciales arengas.
Ya en 2022, cuando dio el grito tras dos años de pandemia, López Obrador había aprovechado para dar “sello propio” a la ceremonia pues además de los “vivas” a los héroes lanzó “mueras” a la corrupción, el clasismo y el racismo.
El penúltimo grito de López Obrador -en 2024 encabezará la ceremonia por última vez dos semanas antes de entregar el poder- se dio con las notables ausencias de los representantes de los poderes legislativo y judicial. Solo unos cuantos de los balcones abrieron sus puertas para los invitados a Palacio.
¿Hay ausencias que triunfan? ¿Triunfará la ausencia de las ministras y ministros de la Suprema Corte? Ya se verá cómo cae en la opinión pública -o en el ánimo del pueblo, si se quiere- la descortesía presidencial de no invitar a las cabezas de los poderes legislativo y judicial.
“Solo estará una representación del Ejecutivo muy limitada y austera, nada de la parafernalia de antes”, dijo el presidente la víspera.
La no invitación cerró un ciclo que López Obrador abrió con su discurso de 2018, el pronunciado cuando le dieron la constancia: “El Ejecutivo no será más el poder de los poderes ni buscará someter a los otros”.
Nadie reparó en esos detalles cuando el cielo se llenó de luces, y menos cuando el grupo Frontera -integrado por “hermanos migrantes”- volvió al escenario, con sus más conocidos éxitos. Aunque, a decir verdad, en la primera parte de su concierto, la canción más celebrada por la multitud fue El Rey, de José Alfredo Jiménez.