Washington. Ford Motor ha anunciado el despido de 600 trabajadores en su planta de montaje de Michigan, en relación con la huelga del sindicato United Auto Workers (UAW), informó el viernes la CNBC.
En la planta de ensamblaje de Ford en Michigan, decenas de miembros del sindicato UAW formaron piquetes en la entrada principal el viernes. Muchos lamentaron los cambios introducidos en su contrato y en las normas laborales en los últimos 15 años, que recortaron especialmente los salarios y las prestaciones de las nuevas contrataciones de "Nivel II".
El sindicato United Auto Workers inició el la noche del jueves huelgas simultáneas en tres fábricas propiedad de General Motors, Ford Motor y la matriz de Chrysler, Stellantis, dando inicio a la acción laboral más ambiciosa en Estados Unidos en décadas.
Los paros en las tres fábricas de Detroit paralizarán la producción del Ford Bronco, el Jeep Wrangler y la camioneta Chevrolet Colorado, además de otros modelos populares, aunque la acción fue menor de lo que algunos esperaban, con unos 12 mil 700 trabajadores en huelga al principio.
La acción pone fin a semanas de enfrentamientos entre el sindicato y los ejecutivos de las tres firmas de Detroit sobre las demandas sindicales de una mayor participación en los beneficios generados por los camiones de combustión, y una mayor seguridad en el empleo a medida que los fabricantes cambian a los vehículos eléctricos.
El anterior contrato de las automotrices expiró en la medianoche del jueves y no habrá negociaciones el viernes, dijo la UAW. El presidente del sindicato, Shawn Fain, dijo que por ahora se evitarán huelgas más costosas en toda la empresa, pero que todas las opciones están abiertas si no se acuerdan nuevos contratos.
Los trabajadores alegan que se han visto perjudicados por una serie de cambios en su contrato y en las normas laborales en los últimos 15 años, que han trasladado los riesgos a los trabajadores de "nivel dos". Esos empleados sólo pueden ganar la mitad del salario por hora de los trabajadores veteranos de la UAW y se enfrentan a una escalada más larga para alcanzar el salario más alto según el contrato caducado.
Ninguna de las tres empresas de Detroit ha propuesto eliminar estos sistemas salariales escalonados, una de las principales reivindicaciones de la UAW.
"Hay momentos en los que miro mi despensa, mi nevera y no sé cómo voy a alimentar a mi familia", dijo Gerry Gunn, de 38 años, que empezó a trabajar en Ford hace seis años y estaba en el piquete de Wayne el viernes.
Los ejecutivos afirman que las peticiones del sindicato harían que las compañías dejen de ser competitivas frente a otros rivales no sindicados. "Todavía nos queda mucho camino por recorrer con la oferta que pusieron sobre la mesa anoche", dijo la presidenta ejecutiva de GM, Mary Barra, en el programa "CBS This Morning" el viernes.
Además de la planta de Ford en Wayne, las huelgas se están llevando a cabo en las plantas de montaje operadas por GM en Wentzville, Misuri, y por la marca Jeep de Stellantis en Toledo, Ohio. Estas plantas producen algunos de los vehículos más rentables de los fabricantes.
Los paros selectivos podrían limitar el costo de la huelga para la UAW, que cuenta con un fondo de huelga de 825 millones de dólares. Los fabricantes de automóviles han acumulado miles de millones gracias a los sólidos beneficios de los camiones y todoterrenos que fabrican los miembros de la UAW.
Joe Biden pide a fabricantes de automoóviles repartir de forma justa las ganancias
Las "ganancias récord" de los fabricantes de automóviles deben repartirse de forma "justa", dijo este viernes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante un discurso en la Casa Blanca sobre la huelga iniciada por el sindicato de tres grandes empresas automotrices para exigir aumentos salariales.
"Esas ganancias récord no se han compartido de manera justa" con los empleados, dijo Biden, instando a un acuerdo que sea "justo y beneficioso para ambas partes".
El sindicato de tres grandes fabricantes de automóviles estadunidenses lanzó una huelga simultánea sin precedentes en tres plantas de Estados Unidos para exigir aumentos salariales, una medida que amenaza la economía y que recibió el recibió el respaldo del presidente Joe Biden.
Frente a la planta de Ford en Wayne, en la región de Detroit (Michigan), bocinas y aplausos saludaron la llegada del presidente del poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, quien poco antes había anunciado los tres sitios elegidos para iniciar el paro, uno en cada grupo involucrado: General Motors, Stellantis y Ford.
"Esta noche, por primera vez en nuestra historia, iremos a huelga a la vez en los 'Tres Grandes'", había dicho Fain un poco antes del plazo límite para llegar a un acuerdo para el convenio colectivo, en particular sobre el aumento de los salarios.
Además de Wayne, los otros dos centros que van a la huelga son plantas de montaje en Wentzville (Misuri), de GM, y en Toledo (Ohio), de Stellantis. Según el sindicato, alrededor de 12 mil 700 empleados estarán de paro este viernes.
Pero el movimiento podría extenderse, subrayó Fain, quien instó a los aproximadamente 146 mil miembros del sindicato que trabajan para estos fabricantes a estar dispuestos a hacer huelga en función de la evolución de las negociaciones.
Un conflicto social prolongado podría tener consecuencias políticas para Biden, cuyo gestión de la economía recibe críticas, en particular debido a la persistente inflación.
No obstante, el mandatario respaldó este viernes el reclamo de los trabajadores, al asegurar que las "ganancias récord" de los fabricantes de automóviles deben repartirse de forma "justa".
"Esas ganancias récord no se han compartido de manera justa" con los empleados, dijo Biden en una declaración en la Casa Blanca, instando a un acuerdo que sea "justo y beneficioso para ambas partes".
40 por ciento de aumento
En campaña para la reelección en 2024, Biden se mueve en un terreno espinoso y debe hacer un equilibrio entre el apoyo expresado a los sindicatos y el temor sobre las consecuencias para la economía estadounidense de esta huelga.
Según la consultora Anderson Economic Group (AEG), una huelga de diez días podría representar más de 5 mil millones de dólares en ingresos perdidos para la economía estadunidense.
Las negociaciones entre sindicatos y constructores para elaborar los nuevos convenios colectivos por cuatro años comenzaron hace dos meses.
Los empleados del sector exigen aumentos salariales y más beneficios, mientras que los fabricantes, que han registrado ganancias en los últimos años, apretaron las tuercas tras la crisis financiera de 2008.
La última huelga del sector, que se remonta a 2019, sólo afectó a GM. El paro duró seis semanas.
El UAW exige un aumento salarial de alrededor de 40 por ciento en cuatro años, mientras que los tres fabricantes no han superado el 20 por ciento (Ford), según el gremio.
"Esta empresa lleva años generando dinero gracias a nosotros", dijo Paul Sievert, un empleado que trabaja en la planta de Ford en Wayne desde hace 29 años. "Creo que ya es hora de que nos den algo a cambio".
Los tres gigantes históricos de Detroit también se negaron a conceder días adicionales de vacaciones y a aumentar las pensiones, proporcionadas por fondos específicos de cada empresa.
Oferta "competitiva"
En un comunicado, Ford dijo que estaba "absolutamente comprometido a alcanzar un acuerdo que recompense a los empleados y proteja la capacidad de Ford para invertir en el futuro".
El grupo calificó la oferta que hizo al sindicato hace más de dos días como "históricamente generosa con aumentos salariales significativos" y otros beneficios.
Interrogada el viernes en CNN, Mary Barra, directora de GM, defendió las propuestas de los fabricantes, que incluyen "no sólo un aumento del 20 por ciento del salario bruto, sino también una participación en los beneficios, una asistencia sanitaria de clase mundial y varias características más".
"Creo que tenemos una oferta muy competitiva sobre la mesa", afirmó.
La compañía Stellantis, en tanto, dijo en un comunicado estar "extremadamente decepcionada por la negativa de los líderes del UAW a comprometerse responsablemente para llegar a un acuerdo justo".
Intentando calmar las aguas, Biden habló por teléfono el jueves por la noche con Fain y los líderes de los constructores.
A mediados de agosto, abogó por un acuerdo "justo" y en el que todos ganen, fortaleciendo los derechos de los trabajadores durante la transición a los vehículos eléctricos.