La disyuntiva vuelve a ser planteada al electorado en sus líneas básicas, enfocada hacia el futuro. Aunque esta vez ambas opciones son ya conocidas, aceptadas o rechazadas por el pueblo. Esto fue así puesto que, a partir de 2018, se introdujo, como había sido prometido, el modelo justiciero y transformador. Las que habían sido formulaciones, propuestas de campaña, comenzaron a ser ejecutadas con veloz y firme talante. La oposición conservadora, por su parte, emplea sus enormes recursos y tiempo en criticar las radicales acciones que alteraban el régimen (estatus) anterior. Bien sabían que en ese pasado habían prosperado a costa del bienestar de una amplia mayoría sumida en la miseria y el abandono. Aun en esas condiciones todavía insisten, sin modificar planteamientos, en retornar a sus viejas prácticas depredadoras.
Así, las opciones descritas, han vuelto a presentarse como ofertas en la elección que se avecina. La coalición de los morenos con el PT y el Verde refuerza su voluntad de construir un segundo piso a las transformaciones empeñadas. La otra coalición, llamada por México, recala en el modelo concentrador bien conocido. Es por ello que Gálvez anuncia que abriría Pemex y CFE a la iniciativa privada. Una propuesta reveladora de sus crudas intenciones de entregar los bienes públicos a los negociantes de dentro y, sobre todo, a los de fuera. La real esencia del llamado PRIAN. No les importa navegar por sus negocios contra la mayoría de los electores mexicanos. Bien se sabe que el pueblo se opone, hasta de manera tajante, a esta manera de desusar los activos de todos. Más tarde Gálvez trata de suavizar su real intención, disfrazándola con el mote de siempre: modernización, clama. Bien harían los consejeros del PRIAN en recomendar a su candidata de embarcarse, como sí lo hará Sheinbaum, en una detallada gira por el país. Tal vez aprenda algo de las aspiraciones populares y no sólo los intereses de sus patrocinadores.
Poco a poco se irán asentando, en el espacio público, los calores de la recién iniciada campaña electiva. Ello dará pie a reforzar, por el lado moreno, su ansiado espíritu de cuerpo, ya probado y básico. Uno que apela al sentido comunitario, de activa solidaridad, para dar continuidad a lo que falta por edificar: ese prometido segundo piso de bienestar transformador. En la oposición tratarán de reanimar el súbito estancamiento de su candidata, su notoria pérdida de impulso para que no quede en momentáneo suceso. Tal vez apelando a su auditorio, ya explorado pero insuficiente, para encaminarla a un triunfo que se les aleja.
Poco a poco también van apareciendo resultados de los precisos actos de gobierno. Sobre todo en las áreas que la oposición piensa atacar por sentirlos débiles. Es decir, áreas como la seguridad, la educación o la salud. Toca, entonces, revisar posturas considerando los datos recién revelados por el Inegi en cuanto a la delincuencia y su terrible y criminal labor. Ahora se ve cómo la sensación de inseguridad de la población decrece con rapidez y consistencia. Y los delitos disminuyen de manera notoria, llevando el número de ellos por cada 100 mil habitantes, a 22 mil 587, la menor cantidad en los últimos años (2012 a 2022). Un logro de la estrategia contra el crimen seguida y que, aunque todavía sea terrible la cantidad, va controlando tal violencia. En cuanto a la salud hay necesidad de visualizar el presupuesto autorizado para mejorar el sistema IMSS/Bienestar para testificar la prioridad que se le da. Con ello se asegura la atención requerida por la población no asegurada con instalaciones, personal y medicamentos. Ancestrales carencias, sujetas a incisivos y continuados ataques opositores que desaparecerán.