La inteligencia artificial generativa (IAG) –como el ChatGPT– puede aportar grandes ventajas y oportunidades en la educación, pero también daños y perturbaciones
en la protección de datos personales de los estudiantes y en el ejercicio de valores fundamentales como la inclusión, la equidad, la igualdad de género, la diversidad lingüística y cultural, así como las opiniones y expresiones plurales, alertó la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Durante la presentación de la primera Guía sobre IAG en la educación y la investigación, en el marco de la Semana del Aprendizaje Digital, que se realizó del 4 al 7 de septiembre en París, Francia, el organismo multinacional propuso una edad mínima de 13 años para empezar a usar herramientas de inteligencia artificial generativa en las aulas.
El organismo multinacional advirtió que la IAG se ha popularizado de forma acelerada en el mundo, impactando una amplia gama de actividades humanas, de las que no se excluye la educación. Lo anterior, admite, puede aportar grandes ventajas y abrir nuevas oportunidades al desarrollo del conocimiento, pero también acarrea una serie de riesgos
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Dada a conocer en noviembre pasado con el lanzamiento del ChatGPT, convertida en la aplicación de más rápido crecimiento en la historia, con la IAG se creó una herramienta que puede generar resultados como texto, imágenes, videos, música y códigos de software, lo que tiene implicaciones de gran alcance para la educación y la investigación
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La Unesco asegura que pese a sus posibles ventajas, el sector educativo no está preparado para la integración ética y pedagógica de estas herramientas en rápida evolución
, pues recuerda que sólo 10 por ciento de 450 escuelas y universidades consultadas en el mundo cuentan con políticas institucionales o directrices formales relativas al uso de aplicaciones de inteligencia artificial generativa, en gran parte debido a la ausencia de normativas nacionales
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Por ello, enfatiza la obligación de los estados miembro de avanzar en el diseño de un nuevo marco normativo que garantice la equidad, el respeto a los derechos humanos y la defensa de los valores esenciales.
Insistió que estudios recientes revelan que el uso de la IAG en las escuelas se ha extendido de forma acelerada, con una preocupante falta de escrutinio, controles o regulaciones
. Incluso, la Unesco presentó un documento en el que demostró que la publicación de un libro de texto requiere más autorizaciones que el uso de herramientas de inteligencia artificial generativa en las aulas
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Por ello, llamó a la comunidad internacional a evaluar los riesgos potenciales de la IAG para la educación, la investigación y la defensa de los valores humanistas fundamentales, por lo que se deben fortalecer los marcos regulatorios y analizar el impacto de la IAG a mediano y largo plazos.