Cuando el reloj de Nueva York pasaba de la media noche, el serbio Novak Djokovic despegó para ganar un partido que parecía imposible. En la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos, el actual número uno del mundo reafirmó la sensación de que en el deporte nada es imposible y remontó dos sets ante su compatriota Laslo Djere, adjudicándose una emocionante victoria con parciales de 6-4, 6-4, 1-6, 1-6 y 3-6.
Ganador de 23 Grand Slam, Djokovic resistió a una caída que estuvo cerca de consumarse. Djere lo castigó en un inicio de constantes fallos sobre la red, pero no contuvo su reacción y empezó a ceder al mismo tiempo que crecía el asombro en las gradas. A pesar de las 3 horas y 45 minutos de batalla, nadie quería irse en el estadio Arthur Ashe, en el distrito de Queens.
Tras igualar en número los sets perdidos, el mejor tenista del mundo apuntó a lo más alto para sentenciar una remontada que no estaba a la vista de nadie. Su nivel de entereza lo hizo cerrar la noche con un ‘tie break’ en el que, a pesar del último esfuerzo de Djere, consiguió el punto que hacía falta para avanzar a los octavos de final del torneo.