Madrid. Una vez concluida la ronda de consultas con los grupos parlamentarios, el Rey Felipe VI, en su calidad de jefe del Estado, decidió proponer para la sesión de investidura de la presidencia del gobierno al líder del derechista Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, que actualmente tiene garantizados 172 diputados a favor y 178 en contra. El monarca cumplió con el trámite y optó por la solución más cautelosa, al encargar en primer lugar la iniciativa a Núñez Feijóo por haber sido el candidato más votado en los comicios del pasado 23 de julio.
El Rey Felipe VI comunicó oficialmente a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, su decisión de proponer para la investidura a Núñez Feijóo, con lo que ahora la propia Armengol deberá elegir las fechas para la sesión parlamentaria, con lo que además se pondrá en marcha la legislatura. Es decir, que se abre el periodo en el que se deberá elegir en un plazo máximo de dos meses un nuevo presidente del gobierno o, en caso contrario, se tendrían que convocar a nuevas elecciones generales.
El Congreso de los Diputados surgido de los anteriores comicios es el más fragmentado de la historia reciente. El bloque de la derecha, integrado por el PP, la extrema derecha de Vox, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria suman un total de 172 diputados, en el que el PP fue el partido más votado del país, con 137 escaños. El bloque progresista está formado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH-Bildu y Bloque Nacionalista Galego, que son formaciones de izquierda, pero a las que también se unió el conservador Partido Nacionalista Vasco (PNV), con lo que en total suman 171 diputados. El único partido que no ha dicho claramente a qué bloque apoyará, pero que está más cerca del progresista que del otro, es Junts per Catalunya (JxCat), que con sus siete diputados inclinaría la balanza hacia un lado o a otro. O incluso podría forzar la repetición electoral.
El Rey Felipe VI se reunió con la mayoría de los grupos parlamentarios para conocer de primera mano a que candidato iban a apoyor, si bien por decisión propia de los grupos no mantuvo encuentros con las formaciones independentistas ERC, EH-Bildu, BNG y JxCat, con lo que sólo conoció sus intenciones de cara a una sesión de investidura a través del propio candidato socialista Pedro Sánchez y de su aliada en la izquierda, Yolanda Díaz, líder de Sumar. Si bien no pudieron garantizar el apoyo de los nacionalistas catalanes de JxCat, que siguen exigiendo para su respaldo una serie de garantías para que se hagan realidad sus dos exigencias irrenunciables: la amnistía para todos los procesados por su participación en la declaración unilateral de independencia de octubre del 2017, que resultó fallida, y que se permita la celebración de un referendo de autodeterminación.
El calendario que se abre a partir de ahora es la convocatoria de la sesión de investidura de Feijóo, que si sale según lo previsto, fracasará en el primer intento, que exige mayoría absoluta, y en el segundo, para el que sólo es necesaria la mayoría simple. Una vez consumada la derrota de Feijóo, entonces el Rey encargará a Pedro Sánchez que lidera una nueva sesión de investidura, que entonces sí deberá haber amarrado todos los apoyos necesarios, sobre todo los del JxCat, para que fructífique.
De hecho, el propio Sánchez explicó tras su encuentro con el monarca que le había “trasladado al jefe del Estado mi disposición a asumir la responsabilidad y a lograr la investidura”, si bien asumió que a día de hoy todavía no cuenta con los apoyos necesasarios. Y ante la posibilidad de que su adversario de la derecha, Feijóo, protagonice la investidura, el presidente en funciones vaticinó que “sería una investidura fallida. Si Feijóo quiere darse de bruces por tercera vez con la realidad está en su derecho, es una decisión que debe tomar él. Solo hay una mayoría posible. No hay otra alternativa que reeditar un gobierno de progreso que consolide los avances. La propuesta derogatoria fracasó, fueron derrotados por las urnas, sus esfuerzos, sus contorsiones para optar a una investidura son perfectamente legítimos, pero serán inútiles”.
Feijóo, sin embargo, trasladó al Rey que su “disposición a ser candidato a la investidura si así lo considera. Con honor y lealtad a la monarquía constitucional y consciente de la responsabilidad que vivimos en este momento”, además recordó que su candidatura fue la más votada en los últimos comicios y que tan sólo está a cuatro escaños de la mayoría absoluta.
