Washington y Nueva York. El indicador más reciente de una ola de militancia y movilización sindical sin precedente en las últimas décadas se registrará esta semana, cuando unos 150 mil trabajadores automotrices voten para autorizar una huelga si Ford, General Motors y Stellantis no acceden a un nuevo contrato colectivo en septiembre, con lo cual se sumará a un verano que ha incluido un triunfo histórico de 340 mil trabajadores de paquetería, y huelgas de miles de actores y guionistas de cine y televisión, hoteleros en Los Ángeles y paros en más de 150 tiendas de Starbucks en demanda de contratos colectivos.
Julio fue el mes más activo en huelgas, acciones y triunfos laborales en tres décadas, reporta Bloomberg.
Los niveles de aprobación pro sindical en la opinión pública están más altos que en cualquier momento en décadas
, explica Eric Blanc, profesor de estudios laborales de la Universidad Rutgers. En entrevista con La Jornada, Blanc agrega que “hay una percepción generalizada de que la gente trabajadora ha sido excluida del sueño americano y que las empresas y los multimillonarios están gozando de ganancias sin precedente, mientras todos los demás luchan para sobrevivir. El apoyo público es tan abrumador que está envalentonando a trabajadores que buscan sindicalizarse y a sindicatos que ahora se atreven a estallar huelgas”.
Kent Wong, director del Centro Laboral de la Universidad de California en Los Ángeles, comentó a La Jornada que ha sido un verano dramático de huelgas y movilización laboral
. Señala, entre otros factores, nuevos liderazgos y estrategias abogando alianzas comunitarias, movilización laboral y más esfuerzos de organización por una amplia gama de sindicatos, incluido el de trabajadores de servicios Service Employee International Union, el de maestros, American Federation of Teachers, los automotrices del UAW, los transportistas del sindicato Teamsters, el de sobrecargos Association of Flight Attendants, así como dentro de la central obrera AFL-CIO.
Nueva ola de militancia
Blanc y Wong reconocen que el impacto de la inflación sobre salarios, la tasa bajísima de desempleo y los informes de Wall Street registrando niveles récord de ingresos multimillonarios para los altos ejecutivos empresariales están nutriendo a esta nueva ola de militancia laboral.
Pero tal vez el factor más importante es la nueva presión de las filas de los sindicatos por liderazgos más dinámicos y militantes, como para estrategias más amplias que van más allá de las demandas inmediatas en una planta u oficina. La nueva generación de trabajadores jóvenes y, en particular, de los progresistas que han sido radicalizados por las campañas del senador socialista Bernie Sanders y movimientos recientes como Black Lives Matter, han desempeñado un papel mayor al jalar desde abajo hacia la izquierda al movimiento laboral
, asevera Blanc. Las acciones laborales mayores en los años recientes han sido impulsadas más por trabajadores en las filas que por los líderes sindicales. Esto se puede ver desde las huelgas de maestros de 2018, como ahora en los esfuerzos de sindicalización en Starbucks y Amazon
.
En el sindicato Teamsters, que triunfó con el nuevo contrato colectivo este verano, que incluyó alzas salariales y beneficios negados por años, el reformista Sean O’Brien fue electo presidente en 2021 derrotando a James Hoffa Jr, quien había ocupado ese puesto por más de dos décadas y cuyo padre, el legendario Jimmy Hoffa, había ocupado durante 17 años antes de su desaparición misteriosa, enla cual se sospecha la mano de la mafia. Al prepararse para la pugna con UPS este verano, O’Brien instruyó a sus miembros a reunirse en las puertas de los centros de trabajo para ensayar
la huelga, buscó alianzas para este esfuerzo con otros sindicatos, organizaciones comunitarias y algunas organizaciones políticas, como el Democratic Socialists of America, para asegurar expresiones de apoyo si estallaba la huelga.
La empresa entendió las dimensiones de la resistencia y cedió días antes de que estaba programada la gran huelga a escala nacional, acordando un contrato que eleva a 50 dólares por hora los salarios de los choferes de máximo nivel, nuevos beneficios incluyendo la demanda de aire acondicionado en los camiones y eliminando el sobretiempo obligatorio para la mayoría de los trabajadores.
Democratización sindical
En el sindicato automotriz UAW, el cambio interno del sindicato culminó con la elección de Shawn Fain, el primer presidente electo por voto directo de los agremiados (en el pasado la práctica era que sólo los delegados en una convención podrían votar sobre el liderazgo). La democratización de ese sindicato también fue nutrida por la ira generada con escándalos de corrupción de más de una docena de dirigentes nacionales. Bajo el nuevo liderazgo se está demandando a las tres grandes empresas automotrices alzas salariales de 40 por ciento, sindicalización de nuevas fábricas de autos eléctricos y mejores beneficios de jubilación.
En sus preparaciones para una posible huelga contra las tres empresas automotrices, Fain ha convocado a mítines frente a varias plantas, construyendo el apoyo de otros sindicatos y organizaciones progresistas y armando un fondo de huelga de 835 millones de dólares que pagará a los trabajadores unos 500 dólares a la semana durante la huelga.
Si hay o no huelga el próximo mes depende completamente de las tres grandes automotrices
, declaró Fain a mediados de agosto. Nuestras prioridades están claras, las empresas pueden pagarlas, y hay tiempo más que suficiente para que las tres grandes tomen en serio estas negociaciones
.
Pero a pesar de estos actos de mayor militancia, nada de esto es fácil en un país sin plenos derechos laborales. El profesor Blanc señala que la razón por la cual no hay aún más acciones sindicales es la inseguridad del empleo, el nivel de autoritarismo de los patrones donde trabajas es tan alto que intimida a los empleados
, y subraya que los derechos sindicales existen en papel en Estados Unidos, pero porque las consecuencias de violar las leyes laborales son tan mínimas, las empresas sistemáticamente violan la ley
.
Subraya que cientos de trabajadores jóvenes de Starbucks que se han sindicalizado han sido cesados por la empresa, mientras los que rechazan hacerlo reciben alzas salariales. Todo eso es ilegal, pero Starbucks lo hace de todas maneras porque el costo de aceptar un sindicato es mayor que el costo de un poco de prensa negativa o eventualmente pagar algo a los trabajadores si el gobierno lo ordena
, comenta.
Entre lo que necesitan los trabajadores estadunidenses son ejemplos en otros países, sostiene Blanc. Lo que podrían hacer trabajadores y progresistas mexicanos es sentar un ejemplo para demostrar lo que puede ocurrir cuando un gobierno realmente hace cumplir los derechos laborales. Eso sería un gran apoyo para organizadores en Estados Unidos, para que puedan decir: miren, nuestro vecino hace cumplir los derechos laborales, y miren qué sucede: los trabajadores pierden el temor de sindicalizarse, los salarios suben y las empresas ya no pueden, unilateralmente, violar la ley
.