Mérida, Yuc. Después de 182 años y por vez primera desde 1841, la bandera de Yucatán volvió a ser izada, a la par del pendón patrio, en una plaza, al norte de Mérida, donde se encuentra el asta bandera monumental, utilizada para eventos oficiales especiales.
Y fue el gobernador Mauricio Vila Dosal, de extracción panista, acompañado del alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha, de entrada candidato de Acción Nacional a la gubernatura estatal en 2024, entre otras autoridades estatales, quien presidió este evento.
Según el gobierno estatal, el lábaro yucateco refrenda el compromiso del Estado con el Pacto Federal y fomenta el patrimonio cultural, historia e identidad de este pueblo, aunque a principios del siglo XX era considerada un símbolo separatista y conservador.
Con esta ceremonia cívica se da cumplimiento a la reforma al Artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos relacionada al reconocimiento de los símbolos distintivos de las entidades federativas.
De acuerdo con registros históricos, la bandera de Yucatán fue izada, de manera oficial y por única ocasión, el 16 de marzo de 1841 en el edificio del Ayuntamiento de Mérida. Después de esa fecha, no se volvió utilizar oficialmente hasta ahora cuando el Gobernador llevó a cabo de nuevo el izamiento y con lo que ya se le podrá ver en actos y edificios públicos.
Esta bandera yucateca mide 24.5 metros de largo por 14.5 de ancho; fue sostenida por alrededor de 20 elementos de las fuerzas estatales.
Esta bandera se divide en dos lienzos: a la izquierda uno de color verde, y a la derecha, otro con tres divisiones, de color rojo arriba y abajo, y blanco en medio. En el lienzo verde hay cinco estrellas que representan los cinco departamentos en que se dividió Yucatán por decreto del 30 de noviembre de 1840. Los departamentos eran Mérida, Izamal, Valladolid, Tekax y Campeche.
El pendón yucateco, que tiene los colores simbólicos de las tres garantías, no llegó a usarse oficialmente. Yucatán siempre puso en actos gubernamentales, en barcos, fortificaciones y edificios públicos el pabellón nacional mexicano.
Separatismo y la bandera yucateca
Hacia 1841 en México se vivía un conflicto político entre el gobierno de corriente centralista, que facultaba al Presidente para designar gobernadores así como otras decisiones de los estados, y la corriente que optaba por una forma de gobierno federal que defendía la división de poderes y otorgaba autonomía a los estados. Yucatán era uno de los estados en el que existía descontento con el gobierno centralista que predominaba.
Por ordenamiento oficial, se instauró la bandera yucateca como una especie de símbolo "separatista", aunque no desplazó nunca al lábaro patrio.
Durante el gobierno centralista, el Congreso del Estado rompió relaciones con México en tanto se reestableciera el régimen federal. El primero de octubre de 1841, la Cámara de Diputados local aprobaba el Acta de Independencia de la Península, estableciendo que “el pueblo de Yucatán, en el pleno uso de su soberanía se erigía en república libre e independiente de la nación mexicana”. En aquel momento la Península abarcaba los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
El gobierno de México no aceptó esta independencia. Por un lado envió una avanzada militar para enfrentar a los separatistas en lo que hoy se conoce como Hacienda Pacabtún en Mérida; por otro lado, el cierre del comercio entre puertos yucatecos y mexicanos afectaba la economía de Yucatán. Finalmente, Antonio López de Santa Anna, entonces presidente, firmó el 5 de diciembre de 1843 los convenios que otorgaban a Yucatán autonomía plena, con la condición de que se reintegrara al territorio nacional.
Hacia finales de 1845 estos convenios fueron suprimidos y el 1 de enero de 1846, la Asamblea Legislativa de Yucatán declaraba nuevamente la Independencia de la Península del territorio mexicano. Poco duró este segundo periodo independiente, ya que la crisis generada por la Guerra de Castas entre mayas y mestizos, obligó al gobierno yucateco a pedir ayuda militar al gobierno mexicano, aún a costa de su soberanía, a cambio de la reincorporación de Yucatán.
En 1848, el gobernador Miguel Barbachano, envió una comisión ante José Joaquín Herrera para tratar el asunto y el gobierno de México le remitió armas y dinero para terminar con la guerra. Así se reincorpora Yucatán a la federación mexicana, cerrando definitivamente este capítulo separatista.
En las primeras dos décadas del siglo XX, con el estallido de la Revolución Mexicana, fuerzas políticas conservadoras intentaron hacer resurgir la bandera de Yucatán, pero éstas fueron aplacadas por los ejércitos federales.