La eliminación del Monterrey consumó el fracaso de los clubes mexicanos en la Leagues Cup. Un efecto dominó que empezó en la fase de grupos y se llevó a su paso proyectos multimillonarios ante rivales de un futbol aún en desarrollo. En la casa del Nashville SC, organización con apenas cinco años de historia, los Rayados atravesaron un camino pleno de obstáculos que derivó en su eliminación (2-0) en semifinales y, con ello, la calificación de dos equipos de la MLS a la siguiente Liga de Campeones de Concacaf.
Más que un duelo de estrategias tácticas, el equipo regiomontano enfrentó la peor de sus noches. Se salvó de irse al descanso abajo en el marcador, luego de un gol anulado a Hany Mukhart por una presunta posición adelantada de su compañero Alex Muyl; y más tarde se vio obligado a defender con más de cinco elementos ante el asedio de los atacantes rivales.
Cuando parecían tomarse un respiro, los dirigidos por Fernando Ortiz sufrieron el golpe definitivo a su resistencia. Sam Surridge (67) castigó un error en la salida del arquero argentino Esteban Andrada y abrió los cartones con el 1-0 en el Geodis Park.
Una falta sobre el zaguero Stefan Medina dentro del área, revisada por el VAR, fue reclamada airadamente por el cuerpo técnico regiomontano 10 minutos antes, pero la decisión no cambió el rumbo de las cosas. Por el contrario, en una acción de puro músculo y poder, el estadunidense de origen haitiano Fafá Picault (90+6) entró como una locomotora por el lado derecho y fusiló a Andrada para el segundo y definitivo tanto.
En casi un mes de competencia, los equipos estadunidenses revalidaron lo que en selecciones nacionales y otros torneos de la región han sostenido cuando se trata de medirse contra mexicanos. Lejos de mirar hacia arriba, ahora dominan sin tapujos a pesar de su breve historia en el mundo del futbol.
Messimanía
Desde que Lionel Messi llegó a Miami, la dimensión futbolística del Inter creció tan exponencialmente que, de ser último lugar en la MLS, ahora es finalista en la Leagues Cup y participante en la siguiente Liga de Campeones de la Concacaf. Con ganas de disfrutar el presente tras la Copa del Mundo, el argentino impuso sus propios tiempos en Estados Unidos a la vigencia promedio de los jugadores: a sus 36 años, ya no se molesta en correr, porque su talento le alcanza para hacer de cada partido un evento importante.
Ante un débil Philadelphia Union, Messi eligió la calma para llegar más lejos y su equipo lo agradeció. En menos de 45 minutos, el pase del Inter a la final estaba resuelto para hacer del 4-1 un marcador incontestable. Más de 18 mil personas en el estadio Subaru, en Pensilvania, terminaron rendidos a la celebración. Porque además de mover millones de dólares en el mercado estadunidense, el 10 abre expectativas para otros jugadores de cara al futuro. El venezolano Josef Martínez, autor del 1-0 (3), y el joven hondureño David Ruiz, quien finiquitó el cuarto tanto (84), son sólo algunos ejemplos.
Si algo le faltaba al rosarino campeón del mundo era llevar su genio a un lugar en que el futbol se encuentra aún en desarrollo. Es como si jugara en el patio de su casa. Sus rivales lo siguen, tratan de marcarlo, pero al final no hay quien se resista a intercambiar su camiseta, darle un abrazo o pedirle una fotografía rumbo al vestidor.
Sin presiones
Se trata de un mundo hecho a su medida, sin presiones ni desbordados fanatismos.
Gracias a esa atmósfera, el Inter está a un paso de conseguir su primer gran éxito deportivo desde su fundación hace cinco años. Los goles de La Pulga (20), noveno en su cuenta con un potente zurdazo, y el español Jordi Alba (45+3) sirvieron para completar otra noche de satisfacciones. Acaso el único sobresalto fue el tanto de Alejandro Bedoya (73), con el que Philadelphia reavivó sus signos vitales, aunque sólo por un momento.
Presidido por David Beckham y liderado por su nuevo capitán, el cuadro de Las Garzas llegó a la cima de la montaña para definir el título el domingo en una sede todavía por definirse. En su escalada logró además la calificación al torneo más importante de la región, donde puede soñar con el Mundial de Clubes.