Kinchil, Yuc. La lealtad y amor que los animalitos le demuestran a sus dueños es muy grande. Y como ejemplo están las dos perritas de doña Margarita, quienes le salvaron la vida la madrugada de este jueves durante el incendio de un autobús.
Doña Margarita Dzul, de unos 75 años, dormía tranquilamente en su hamaca en el interior de su casita de paja, ubicada sobre la calle 25 con 16 de esta comunidad maya (ubicada a 55 kilómetros al sur-sureste de la capital yucateca), sin imaginarse que afuera estaba quemándose un camión.
Las llamas empezaron a consumir el camión de transporte de personal, cuyo operador es el kinchileño Wilmer Alexis D.C., por lo que detuvo su marcha cerca de dicha esquina, y de inmediato pidió a los obreros desalojar la unidad de "Turis Tetiz" y alejarse.
Wilmer no se quedó con la duda y presuroso verificó hasta el fondo de la nave y encontró a dos trabajadores durmiendo; los despertó y rápido bajaron. Otros testigos dieron aviso a los números de emergencia.
Fue entonces que la sucursal del infierno se desató poco antes de las 5 de la mañana. Las “chispas” cayeron en el techo de huano de la humilde casa de doña Margarita.
Los vecinos ya habían sentido el calorón y asustados saltaron de sus hamacas; uno de éstos corrió al terreno contiguo para gritarle a doña "Margar" (así la conocen) que despertara porque empezaba a quemarse su hogar.
Sin embargo, Margarita, ni en cuenta, pues dormía con sus perritos dentro de la casa de paja hasta empezar a correr peligro. Pero fueron sus dos mascotas, "Chocolata" y "Negra", quienes la despertaron.
La septuagenaria afirmó que sintió como ambos peludos empujaban su hamaca y la “Chocolata”, con sus patitas delanteras, la presionó a la altura de su abdomen para que despertara. Y fue así como logró escapar a tiempo, por la puerta de atrás de la casa, del infierno.
Tras varios minutos, los bomberos lograron sofocar las llamas y Margarita fue valorada por los paramédicos de la Cruz Roja. El estado de salud de la mujer es estable, a pesar de que se le subió la presión. Está sana y salva gracias a sus dos perritas, auténticas heroínas.