Ciudad de México. Andrés Lillini, director de selecciones menores, considera que su verdadero equipaje son las ideas, lo mucho que sabe sobre la formación dejugadores en México y la manera de llevar su proceso. Lo que dice es fácil de escuchar y todavía más sencillo de pasar al papel. Si uno dibuja un ambiente a su alrededor puede encontrar unas cuantas libretas con apuntes de modelos de juego, incluso un libro sobre la mesa. “No me puedo ir de acá sin dejar nada que no sea valioso para el futbol mexicano”, dice a La Jornada con una mirada capaz de desarmar los lugares comunes.
“No estoy de acuerdo en esode que ‘el resultado no importa’ o que ‘sólo se trata de divertirse’. A los chicos de 16-17 años hay que demostrarles la importancia de ganar, porque después las formas de hacerlo tienen que ser las correctas. No vamos a ir a ejercer presión en un partido sobre los alcanzapelotas o meter a un jugador novato tres minutos para hacer tiempo. Esa es una de las razones por las que muchos talentos de fuerzas básicas no se consolidan en sus clubes. El resultado importa; adaptarse al estrés de la alta competencia, también.”
Detrás de la chamarra verde con el escudo nacional se asoma un hombre serio, sencillo y con obsesiva atención a los más pequeños detalles. Todo en su oficina está ordenado de manera específica, pero misteriosa. Sentado frente al televisor, el argentino observa partidos de los clubes que participan en la Leagues Cup, torneo en el que convergen organizaciones de México y Estados Unidos, además del campeón del mundo Lionel Messi.
“El ejemplo de los jóvenes mexicanos está adentro de nuestro futbol, no afuera. No es Messi, porque no hay jugadores así en este planeta y es incomparable”, afirma, confrontando opiniones que existen sobre algunos ex seleccionados del Tri. “Sirve el ejemplo de (Memo) Ochoa, (Andrés) Guardado y (Héctor) Herrera, tipos que si quieren no juegan más y, sin embargo, buscan todavía un desafío por encima de los 34-35 años. Esos son jugadores importantes y nosotros aún los discutimos. Estamos medio locos”.
Lillini pone en valor el momento por el que atraviesa el futbol formativo, después de no calificar al Mundial Sub-20 y los Juegos Olímpicos de París. Hay un equilibrio entre sus palabras y su personalidad, por un lado suavidad y del otro firmeza. En su etapa al frente de Pumas y Necaxa, cree haber descubierto que la vida de un entrenador en primera división es parecida a la de los perros, porque envejecen cinco años cada calendario.
2Tardé 28 años para venir acá, cumplo 48 la semana que viene (13 de agosto). Por suerte todavía nadie me putea”, ironiza y se ríe. “En aquel momento decía que el futbolista mexicano puede competir a un nivel internacional. A veces el tiempo te da la razón, en otras no estás para testificarlo. A iguales condiciones, hay que poner a los jugadores de casa. Con eso demuestras que no importa qué pasaporte tengan, va a iniciar el mejor. Y si el mejor tiene 16 años, no hay que tener miedo, sino también somos responsables de que no tengan futuro”.
Pasaporte comunitario
Al llegar a este punto de la conversación, el argentino retoma uno de los pilares del proyecto anunciado por Juan Carlos Rodríguez, comisionado de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), en relación con el pasaporte comunitario y la firma de acuerdos deportivos que se buscan con otras organizaciones para la exportación de más futbolistas a ligas de Europa.
“Lograrlo sería mucho”, reconoce; “por eso es doblemente valorable que haya mexicanos jugando por elección de los clubes. Nospasó con Johan Vásquez (Genoa), hoy es Jorge Ruvalcaba (Standard de Lieja), pero están también Édson Álvarez y Jorge Sánchez (Ajax), además de Ochoa (Salernitana), que para mí no entra en ninguna discusión. Lo más importante es que cada club tenga un proyecto deportivo muy claro. En la selección podemos aportar el roce internacional que necesitan y no permitirles quedarse en una zona de confort”.
Antiguo administrador de una sucursal en Santa Fe del BancoNacional de Argentina, Lillini adopta la actitud de quien se dispone a encontrar tesoros en torneos europeos de menor jerarquía. La reciente venta al Standard de Lieja de Ruvalcaba, volante de 22 años al que debutó en Pumas, le sirve de ejemplo. “Porque Bélgica, así como Holanda y Polonia, ha crecido mucho de manera interna y tiene una liga totalmente adaptativa a lo que es una competencia fuerte”, advierte.
“Ruvalcaba era un chico evaluado sin un proceso de fuerzas básicas en ningún lado. Había ido a probarse algunas veces con equipos en Los Ángeles, pero no tuvo suerte. Cuando pasé a dirigir a Pumas, él venía jugando en la Sub 20, lo subí, debutó, hizo un gran partido y se quedó con nosotros. Para esto, no hay nacionalidad. Los jóvenes son buenos, hay que acompañarlos y decirles que no paren, que el límite lo ponen ellos, más allá del dinero que puedan ganar. Pero no podemos dejarlos solos”.
En la estructura de la FMF, el argentino mantiene una relación directa con Ivar Sisniega, presidente ejecutivo del organismo, y Andrea Rodebaugh, directora de selecciones femeniles y con quien fue presentado en mayo. Aunque los tres encabezan el rumbo del Tricolor hacia las Copas del Mundo y otros torneos internacionales, su misión tiene que ver con una enrollada serpiente tóxica de malos resultados, la cual pretende dejar atrás a medida que el tiempo fluya.
“Tenemos una liga con un mercado interno muy fuerte”, menciona Lillini mientras en Concacaf el dominio de los clubes mexicanos se ha reducido exponencialmente. “Hay que darle la vuelta a eso. El sueño de todos nosotros es trascender, hemos dedicado horas de estudio y mucho trabajo. La Leagues Cup abre un nuevo panorama para el análisis de los futbolistas, así que tenemos una gran responsabilidad por delante”.