Germán Valdés Tin Tan, un antihéroe con humor irreverente y disruptivo, con su estilo particular en el vestir y con la creación de vocablos, juegos de palabras y el uso del spanglish, permite asomarse al México de la primera mitad del siglo XX a partir de este domingo en una exposición que aloja el Museo Kaluz.
El Pachuco de oro dejó huella en la disidencia en búsqueda de identidad; creó un posicionamiento personal frente al mundo, en lo social y lo político, con personajes marginales que hacían gala de antisolemnidad frente a la autoridad.
Hasta el antiguo portón llegó un pachuco bailarín, elegante sombrero con pluma, traje con exceso de tela, zapato bicolor. Al entrar, admira el edificio novohispano y al ritmo de Pérez Prado da lustre a los pasillos.
Así es la invitación a traspasar la cortina y a adentrarse en la exposición Tan Tin Tan: Un mexicano del siglo XXI, con acceso gratuito y que concluye el 27 de noviembre en el predio en el que nació el 19 de septiembre de 1915, que ahora ocupa el museo frente a la Alameda, en la esquina de Reforma e Hidalgo, como se anunció en estas páginas (La Jornada, 3/8/23).
Un televisor en blanco y negro con su mueblezote de madera y el acta de nacimiento de Germán Cipriano Teodoro Gómez Valdés y Castillo es lo primero que encuentra el visitante. Fotografías, proyecciones de videos, carteles de películas, la guitarra y el ukulele del artista, cartas y otros objetos personales, audios con la voz original y canciones grabadas, son algunas de las 200 piezas que permiten conocer al inigualable personaje y el contexto en el que transcurrió su meteórico paso por la fama.
Su hija, Rosalía Valdés, prestó muchos de estos objetos y documentos del archivo familiar, que destaca entre 24 colecciones públicas y privadas que facilitaron material para la exposición en el Museo Kaluz; por ejemplo, el Museo del Estanquillo, la Fonoteca y la Fototeca nacionales. El recorrido se hace a lo largo de seis atmósferas, abundantes de color y sonido.
En un recorrido guiado, los curadores, Juan José Soto y Marco Barrera-Bassols, apuntaron que se aborda a Tin Tan desde sus múltiples facetas como artista; no es una lectura lineal, histórica ni biográfica, aunque sí se brinda el contexto de una época: la turbulencia que dejaron dos guerras mundiales y la aspiración a la modernidad en México. El Museo Kaluz propone a un Germán Valdés contemporáneo, posmoderno y cosmopolita, de quien es difícil dilucidar donde termina el personaje para dar paso al hombre real y cotidiano.
Tuvo múltiples capacidades creativas: actor, cantante, compositor, comediante, bailarín, actor de doblaje y crítico. Participó en más de 100 películas; es el artista del Cine de Oro mexicano con mayor filmografía, el más taquillero; también se dice que es el más besucón, no fue Pedro Infante ni Jorge Negrete
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Amplia programación
A través del vidrio de una ventana, en avenida Hidalgo número 85, es posible observar una clase de baile como en las películas de rumberas, al estilo de las grandes orquestas, y es una de las actividades que se incorporan a la exposición, así como un ciclo de cine con las películas de Tin Tan, las cuales se proyectarán a diario en una salita de cine (también en la Cineteca Nacional); una charla con los curadores, el 16 de agosto a las 18 horas, una gran noche de pachucos para bailar mambo y danzón, el 30 de agosto, y la presentación de un catálogo de la muestra. La programación está disponible en la página museokaluz.org.
El pachuco no es un mero folclorismo; como dice José Manuel Valenzuela: es probablemente el primer movimiento de disidencia juvenil. Esta figura establece el inicio de la relación binacional en el siglo XX
, desde el ámbito fronterizo, Tin Tan lo enarboló en su personaje de la urbe y de la cultura popular.
El pachuquismo, movimiento contracultural de los mexicanos en la frontera con Estados Unidos, es heredero del estilo de traje zoot suit, el tiempo de las Big Bands y la revolución del swing; en México se sumó la irrupción del extraordinario Dámaso Pérez-Prado.
Después de sus inicios en la radio y de exitosas presentaciones en los teatros Alameda y Esperanza Iris, Germán Valdés fue invitado a participar en películas, primero con René Cardona. Rápidamente, se convirtió en una gran estrella.
La canción Watatina, junto a su carnal Marcelo, es emblemática. Yo te encontré en mi camino
, interpretaba acompañado del ukulele, como el que le perteneció y luce en una de las vitrinas de la exhibición. Un slang particular y su estilo personal fueron criticados por algunos intelectuales, como José Vasconcelos; en cambio, defendido por Salvador Novo y admirado por otros, como el cronista Carlos Monsiváis. El Fisgón lo dibujó entre filósofos, cartón que se muestra en el museo.
Cantando en el baño, me acuerdo mucho de ti
, se escucha la afinada voz de Tin Tan, mientras en una cortina de baño se imprimió su imagen, captado espontáneamente bajo la ducha por la lente de Héctor García, fotógrafo mexicano que documentó toda una época y de quien se muestran varias imágenes en el recorrido en el Kaluz, al igual que los carteles que hizo para su películas el caricaturista Ernesto El Chango García Cabral.
“Tin Tan es por sí mismo un ser multifacético, artista de diversos géneros, que popularizó un fenómeno que antes de él era relegado como una excepción incómoda e incluso vulgar. Como todo gran artista, Valdés provoca y produce un mundo distinto al suyo, resignifica el pasado y transforma su futuro, creándolo”, expresó Miguel Fernández Félix, director general del Museo Kaluz.
A bordo de su Cadillac, en una imagen impresa en gran formato, el Pachuco de oro invita a seguir el viaje de su trayectoria, sonriente, irreverente y buen bailador, a 50 años de su partida, el 29 de junio de 1973.